Autenticamente de impacto. Así quedé tras ver esta película.

Sinceramente necesitaría verla varias veces más para poder hacer una crítica normal, donde valorara diversos aspectos normales en los que se piensan tras ver cualquier película, ya sean de interpretación, técnicos, del guión, etc... En lo único que fuí profundizando y a lo que dediqué toda mi atención fue al enorme dilema moral que te plantea: ¡¡Qué barbaridad!! Algo que podías creer tener más o menos claro, ahora ya no lo tienes tanto. Para mí, este es el gran mérito de esta durísima película. ¿Justificar la más atroz tortura por un bien superior (salvar miles de vidas)?, si bien este concepto no lo "tocas", no lo vives directamente en primera persona, sino que imaginas que se pueden salvar a miles de personas que no las conoces (a la mayoría), ni las ves, y por contra lo que si ves y "tocas" y vives en primera persona es la tortura.

Pasas a no tener claro cuál es la opción menos mala., sobre todo si fueras tu el que estuviera en esa sala y tuviera que decidir cómo actuar.

Un punto muy interesante que también se plantea es el pensamiento final de todos los que están al mando de la operación: Hay que torturar pero que lo haga otro (en este caso Samuel L. Jackson).

En resumen: Película muy, muy dura, pero hacía tiempo que una cinta no me hacía replantearme valores tan profundamente como esta. Muy recomendable.

Siempre pongo muchas esperanzas a la hora de ver una comedia francesa, si bien en este caso me he tirado toda la película esperando que diera el salto a ese punto en el que comienzas a disfrutar de la risa, pero sólo se ha quedado en simplemente pasable, bastante plana. Un guión sin mucha profundidad, y que no tiene momentos con chispa de verdadera comedia.

Bajo mi punto de vista, Daniel Auteuil está muy lejos de lo que estoy acostumbrado a verle, nada creíble y muy superficial, si bien he de reconocer que su papel tampoco tenía mucho que ofrecer. El resto de actores están en la línea de lo que opino de la película.

En resumen: Llega con dificultades a la categoría de "se puede ver para pasar un rato".

Película natural, de vidas normales. Con un poso de tristeza que se te va impregnando con el transcurso de la cinta. Te hace ver lo importantes que son los pequeños detalles en la vida (voy a este sitio hoy o no, le sonrio a esta persona o no, le compro este pantalón a mi hija o no, etc...). Magnífico guión precisamente por no tener nada de extraordinario. Te muestra claramente cómo las personas somos muy distintas entre sí, con sentimientos muy diferentes ante los mismos acontecimientos. La verdad es que no me parece una comedia, tal y como se la cataloga.

Me parece especialmente interesante el papel de Catherine Keener (Kate), mostrando a una mujer en permanente lucha interior sobre su vida, si actua correctamente o no.

En resumen: Buen cine independiente norteamericano, donde se muestran una diversidad de personajes diferentes con vidas relativamente normales.

Qué sensación de cuán dulce puede ser la vida tras ver esta maravillosa y sencilla película. El cómo trata los detalles en las vidas de 4 personas, amigos entre ellos. El cómo resalta valores/sentimientos cómo la amistad, la honestidad, la bondad, la nostalgia, el respeto, el amor..., en definitiva el cómo transmite el transcurrir de vidas normales.

Películas como esta son las que me reafirman en ser un devoto admirador del cine francés en general, especialmente de la comedia, aunque siempre pueda haber excepciones.

Gran trabajo el de los actores, consiguiendo insuflar un aire permanente de sencillez. Me gustaría resaltar especialmente a Jacques Villeret (Riton), mostrando un personaje inteligentemente palurdo y marcado por su desdicha, originada por la nostalgia.

En resumen: Para disfrutar del cine que yo considero verdadero, sin artificios, concediéndonos un guiño a la dulce felicidad.

Buena película acerca de la soledad, acerca del vacío que se siente al perder a un ser muy querido y, sobre todo, para mi es la enseñanza más dura que transmite la película, a lo crueles que pueden ser unos hijos con los padres, ya que la indiferencia que muestran los 3 hijos que aparecen en la cinta hacia sus padres duele en el alma. Película triste, si bien terminé de verla con una extraña sensación de paz.

Elmar Wepper (el padre) está excelente, transmitiendo perfectamente primero el papel de marido tradicional y muy anclado en lo convencional, para pasar después a viudo roto por el dolor de la ausencia y a cómo se va transformando en otra persona, abierta totalmente al mundo que su difunta esposa anhelaba por vivir.
También me parece destacable el papel de Aya Irizuki, donde da a entender lo importante que es para las personas el tener a alguien con quien hablar y en el que confiar.

En resumen: Película muy recomendable, con un poso de amargura, pero que transmite un mensaje.