Estamos ante la que es posiblemente que sea la mejor película del cine de género Psicodélico que se haya hecho hasta la fecha.

Con un aspecto técnico que bajo mi punto de vista es un trabajo soberbio digno de maestro visionario, que cuenta con escenas de una belleza pocas veces transmitida en el cine, en la que nos recuerdan a las vivencias de Carlos Castaneda y su maestro yaqui Don Juan Matus, algo que hasta la fecha parecía totalmente imposible transmitir en el cine con tanta precisión.

Sin intención de ofender a nadie, algunas de las críticas expuestas sobre esta película, y comentarios que he intercambiado con amigos sobre el film, me hacen confirmar que no es una película para cualquier aficionado/apasionado al cine, aunque se tenga un gusto por él muy refinado.
Me atrevería a decir que la cinta puede ser entendida de una manera más profunda por personas que hayan "abierto" la mente al mundo de la psicodelia.

Una película que se aconseja revisionar con cierta periodicidad debido a las diferentes lecturas que se pueden extraer de ella y a los diferentes caminos que nos puede dirigir ante un final que probablemente será siempre distinto dependiendo del prisma con el que se mire.

La cosa fue así. Estaba con un amigo buscando películas en una famosa franquicia de venta de dvd's usados, siempre buscando películas raras o que parezcan llamativas, cuando de repente encontrarnos una película por 5 céntimos, Tokio Cowboy.

A lo que viene la pregunta de... es posible que una película valga menos que el valor de la carátula? La respuesta es un SI (pero con matices).

Empezamos a verla, y a partir de los 10 minutos (si es que llegamos a aguantar tanto, viendo esta película le percepción del tiempo cambia totalmente) vimos el resto de la película a la máxima velocidad de avance del reproductor de DVD (esos son los matices de los que hablaba).

5 minutos que se hicieron también eternos, bajo mi punto de vista la película no despega en ningún momento, y el diálogo (o lo poco que vi de él) me pareció tan absurdo que se me hace muy difícil creer que esta película ganó un premio en el 96 en el festival de Vancouver sin la ayuda de algún jurado familiar del director.

En definitiva, y antes de criticarme, si tenéis cinco céntimos y os encontráis esta película a la venta alguna vez, compradla e intentad aguantar más de 10 minutos como hice yo sin tener que quitarla o avanzarla. Al menos no perderéis el dinero, la carátula podéis volver a reutilizarla. Película totalmente digna de un domingo a las 16h en antena 3.

P.D.: si Boyero viese esta película seguramente ninguna otra película que viese en adelante le parecería mala.