Tristísima adaptación al cine de una novela sublime.

Ende convierte en literatura y de un modo magistral la filosofía de Nietzsche:

-Las 12 campanadas: alusión a las 12 campanadas del mediodía, símbolo del despertar del espíritu libre, según el filósofo.
-Las tres "transformaciones morales" del hombre, según Nietzsche: 1) Camello o "tú debes", primera parte del libro y motivo de esta película que no debiera haberse apropiado del título de la novela; 2) León o "yo quiero" (agresivo y altanero), desaparecido en el film; y por último, 3) Niño o "sagrado sí a la vida" (muy por encima de las convenciones, indiferente a todas ellas; que Nietzsche era un aristócrata redomado no es ningún secreto), terriblemente mal entendido en la obra de Petersen.
-El propio título, "La historia interminable", no es sino otro guiño al "eterno retorno" que postula el filósofo en su planteamiento ético. De hecho, todo el libro de Ende está atravesado por su filosofía.

Nada de esto, repito, nada, puede recogerse en la visualización de esta cinta. No es necesario mencionar sus múltiples carencias de tipo artístico. Todo eso podría ser excusable si, por lo menos, el director se hubiera tomado la molestia de intentar comprender el sentido último de la novela, la maestría envidiable de Ende al novelar una filosofía difícil porque pocas veces Nietzsche muestra lo que de verdad piensa (como buen aristócrata, escribía únicamente para "iniciados", y revelaba "su verdad", justamente, en sus capítulos 12 o múltiples de 12 -véase "La Genealogía de la moral"-, nueva alusión a las doce campanadas).

Por todo lo anterior, recomiendo, como han hecho ya otros críticos, leer el libro (que al margen de su conexión con la filosofía de Nietzsche, es una verdadera delicia) y olvidarse de esta adaptación atroz. Distrae a los niños, sí, pero distraerlos no es lo mismo que invitarlos a pensar, que es sin duda lo que pretendía Ende. Una verdadera lástima.