Es una película original. Mezcla estilos y juega con el argumento. Ambientada en los años 50, con un aire casi ridículo, ironiza con la crítica social sobre los prejuicios, inseguridades, hipocresía y egoísmo capaz de destruir la vida de otros para buscar el beneficio propio. Cargada de un fuerte simbolismo donde lo superficial acaba chocando contra los sentimientos y emociones más profundas. La película aparentemente pastel termina por teñirse de negro sin parecer tan dramático. Un auténtico juego para los amantes del cine poco convencional.

Una película entretenida ambientada en la Guerra fría y pasando de refilón por otro de los capítulos de la tragedia alemana como fue la construcción del muro de Berlín. Le sobra para mi gusto minutos del principio que se entretiene demasiado en una parte del argumento que aburre y despista al espectador. Tom Hanks no defrauda, pero la película se queda corta para un director como Spielberg.

Una reflexión sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. A veces vendemos el alma y la esencia para obtener bienes materiales sin importarnos el valor que tiene. Tan importante es alimentar nuestra felicidad como el estómago, pero por desgracia abandonamos los principios y nos deshumanizamos,
muchas veces es por avaricia. Quiero destacar el bonito simbolismo que nos recuerda lo importante que es el amor de los tuyos y la protección de tus raíces.