Reconozco haber llorado de emoción cuando vi el tráiler por primera vez. Aunque lo que vi no me dio buena espina, escuchar esas notas de James Horner insertas en una nueva armonía (como hicieran con la obra de John Williams en la nueva trilogía de Star Wars) me emocionó muchísimo porque esa melodía llama a la puerta de mi infancia, con sus recuerdos, sus sensaciones, las personas que me rodeaban, los lugares.... Pero se ha quedado en eso y me da mucha rabia.

Todos los años me veo Willow por estas fechas. Para mí es un ritual. La película cumple a la perfección con una fórmula que funciona, con una trama sencilla que bebe sin tapujos del Señor de los Anillos, claro que sí, con sus seres pequeños que viven tranquilamente en casas con líneas redondeadas, que son elegidos para hacer algo grande en medio de la lucha eterna entre el bien y el mal, con unos carismáticos personajes arquetípicos, con sus motivaciones, haciendo cosas en un mundo decadente, oscuro, lleno de mugre y barro, con armaduras sucias y reventadas. Un mundo en el que los malos ya han ganado y los buenos, que están envueltos en un manto de pesimismo, se encomiendan a un acto de épica heroicidad para decantar la balanza (véase "El Cristal Oscuro", otra obra maestra imprescindible en estas fechas). Apenas era un bebé cuando los 80 terminaron pero me bebí su cine y tengo la impresión de que por aquel momento se era consciente de que quedaba mucho por hacer. De que el mundo distaba mucho de ser perfecto. Estamos mucho peor que en los 80 con la diferencia de que ahora todo se nos presenta estéticamente bonito. Y nos lo tragamos. Da igual el contenido porque lo que importa es hacer que el personal se lo trague. También pasa en el cine. Hemos sustituido el croma y el "cartón piedra" por el CGI con la diferencia que en el cartón piedra ni reparabas porque la historia y sus personajes te enganchaban de principio a fin.
Yo estoy a favor de la renovación, de la incorporación de las nuevas circunstancias sociales. El cine como cualquier otro arte, debe dar respuesta a las necesidades del momento. Yo como hombre heterosexual blanco, de mayor quería ser Madmartigan y estaba enamorado de Sorcha con esos ojazos y ese pelo rojo. Entiendo que todas las personas tienen derecho a tener "su" Madmartigan y si para eso hace falta incluir personajes diversos, creo que hay que hacerlo. También acepto y celebro que cojan una peli de los 80 y le den continuidad en 2022 teniendo en cuenta todo eso. El problema no es ese. El problema es cuando todo eso condiciona un guión que fagocita la personalidad de sus personajes y el espacio relacional en el que interactúan destrozando el argumento, porque creo, que de eso va el cine. Yo me creía a Willow, con su motivación por ser mago, con su necesidad de proteger a su familia y a la bebé, me creía sus miedos cuando sale de su comunidad donde se siente seguro. Me creía a Madmartigan como fantasmón sinvergüenza, ladrón con su faceta de héroe. Fin Raziel, Bavmorda... e incluso a Airk. Te importaba lo que le pasaba a cada uno de ellos desde el principio al final, aunque fueran secundarios. Cada muerte es épica incluso si es el malo el que muere.
En la serie, han puesto a un puñado de instagramers e influencers forzados y sobreactuados, impertinentes e insoportables que, aun sabiendo que las series tienen otro ritmo, me da exactamente igual lo que les pase. Como si se mueren todos. Es puro postureo, todo fachada. Consumismo puro y duro que me temo va a salpicar a los personajes originales.

Voy a ser breve. Que haya personas adultas capaces de disfrutar de un producto así, es un síntoma grave de la calidad del linaje en el que estamos convirtiendo la especie humana. Ya hace tiempo que dejamos de ser homo sapiens sapiens para convertirnos en algo distinto. Algo que, de no ponerle remedio, nos va a llevar más pronto que tarde a nuestra extinción. Desde el/los cerebro/s que están detrás de esto, director, guionistas, productora hasta el último figurante. Pero lo más duro no es que adultos perversos se regocijen, se vuelquen en halagos hacia este sin nombre. Lo más duro, lo más tremendo y escandaloso es que lo hagan los que nos sucederán como adultos en el futuro. Niños, niñas, adolescentes... No hay mensaje en esta basura. No lo hay. Es un chute directo para sistemas nerviosos traumatizados a los que le va la marcha. Sin más. Del mismo modo que llevamos fusionando cosas que no son posibles fusionar porque tienen significados contrarios (como aquella mentira de la "sana competencia" entre otras lindezas); sólo una sociedad podrida es capaz de mezclar el juego, elemento ancestral y ritual de encuentro, de conexión y convivencia, de co-regulación entre los seres humanos; con el asesinato a sangre fría.

Dicho esto, viendo el reguero de baba que deja el personal sobre este engendro (otro más) en esta reconocida plataforma, será mi última intervención.

Nos vemos en el infierno!

Estoy indignado con esta película y con los que tuvieron la magnífica idea de llevarla al cine. Y también estoy indignado y enfadado con todas las personas que pensaron "ohh, que buena pinta". Si no tienes suficiente ver todos los días en las noticias en tu tv el mundo que nos hemos montado, no te preocupes, tenemos una película hecha a tu medida para verla en la gran pantalla (lo de gran espero que sea por el tamaño). "Wau, que gran guión, qué gran argumento, las personas necesitan una película así" pensaría el productor. Y el problema no es la película en sí, el problema es lo que genera la película al verla: emociones.

El ser humano no es malo por naturaleza, ni es violento, ni odia a su vecino. La humanidad no se forjó en el odio. Que con el tiempo hemos incluido en las relaciones humanas elementos que nos han dado motivos para odiar porque los hemos elevado a la categoría de necesarios para la existencia, vale, pero originalmente el ser humano es cooperador, sociable, respetuoso, igualitario... hace más de 10.000 años vivían con estos valores y les iba muy bien. Las tribus existían como una unión de personas en cooperación en torno a un hecho natural que es el nacimiento de los/as hijos/as y su crianza y para este fin, hombres y mujeres vivían en igualdad y aceptación. No había armas y cazar se convertía en un acto ritual de intercambio con la naturaleza. El lobo no era un enemigo, sino un comensal más con el que había que compartir el territorio. Tenía sentido su existencia. Pero la cosa cambió y empezamos a ver al lobo como un enemigo cuando algún señor se le ocurrió la magnifica idea de dominar a los animales, apropiarse de ellos y enjaularlos. Y entonces otro pensó, "wau, qué gran idea, la humanidad necesita una idea así". Y de las mujeres mejor no hablo porque aún hoy, no nos hemos curado de lo que hicimos con ellas y lo que hicimos con los hombres que pensaron diferente.

Algún espabilado/a pensará, y vuelvo al tema después de este paréntesis, "pero qué delicado, es ciencia ficción". Sí amigo/a pero las emociones que he sentido al verla no son ciencia ficción, son reales. Y no son emociones positivas precisamente. El problema de esto es que cuando a una persona se la expone habitualmente a una emoción, al final, esa persona vive con ella y entonces nos convertimos en alguien diferente. Todos los días, a todas horas, en todos los medios nos venden emociones casi siempre destructivas y nosotros como borregos las compramos y por supuesto nadie se hace responsable de la venta y nadie se cuestiona la compra. Al final acabamos siendo personas irreconocibles cuando al volante se nos hincha la carótida cuando vamos por el carril izquierdo y el de delante no está adelantando.

Yo lo siento pero no acepto que me vendan esta basura, y es basura no porque el guión tenga fisuras, los personajes sean planos, o los planos rodados por personajes. Es basura porque lo que venden es basura y nadie se cuestiona esto. Hay alguno/a que paga incluso.

Puede que no entienda el mensaje de crítica social que tenga la película, pero yo no necesito más datos para saber que el mundo que hemos construido tiene fisuras y está lleno de personajes planos. Prefiero la crítica de "la belle verte" y el mensaje que lleva consigo. Eso sí lo compro.

Hace como 8 o 9 años que ley la saga de Scott Card y fue tal el impacto que me llevé, que todo lo que vino después y lo que había visto hasta ese momento, quedaba a la sombra. Los dos primeros libros son impresionantes con un potencial abrumador, un desarrollo psicológico y emocional de unos personajes carismáticos excepcionalmente contado, una situación límite, el universo, extraterrestres, sin buenos ni malos y de telón de fondo, un juego.

Se podía haber sacado una obra maestra del cine adaptando este libro centrándose en alguna de las facetas que te ofrece, en la relación familiar, los hermanos, la instrucción que dura años, incluso los disparos y los fuegos artificiales. Sin embargo, en una simple hora y media, han querido tocarlo todo y les ha salido mal. Para mi la obra original es un drama de ciencia ficción y la película se aleja mucho de esto. Un final del libro que es al mismo tiempo tanto inesperado como apoteósico, que realmente impacta hasta el punto de llegar a sentirte tan mal como Ender, tan perdido, tan devastado, aquí en la película es simplemente inesperado, no consigues empatizar con Ender ni el guión te prepara para sorprenderte al final. Si no me hubiera leído el libro me hubiera quedado con cara de timado.

En fin, es una pena porque no creo que tampoco sea problema del reparto, pero le ha faltado como mínimo una hora más de duración y más madurez, más sentido dramático de la historia para que consigas sentir ese final como se merece.

Le doy un 5 porque, basándome solamente en la película, creo que se deja ver para pasar un buen rato. Las he visto mucho peores.