Vale, estamos de acuerdo en que no es, ni de lejos, la mejor película de Coppola. Seguramente tampoco discutiremos en las lagunas argumentales que aparecen por poco que prestes atención al guión, ni que las edades de los actores/actrices escogidos no corresponden con el papel que interpretan (aunque soy de la teoría de que Coppola pretendía precisamente esto). Hasta aquí todos de acuerdo pero... es que Kathleen Turner está que se sale!
Ver a esta actriz en la pantalla siempre es un placer, la llena acaparando toda nuestra atención, y en este film no iba a ser menos. Borda el papel, le proporciona todos los tics de ingenuidad y experiencia que Peggy Sue necesita para ser feliz. Porque al fin de esto se trata ¿no?, de la busqueda de una felicidad que a veces tenemos tan cerca que no sabemos reconocer. Y es entonces, cuando pretendemos cambiar nuestras vidas, que nos damos cuenta de ello, como le ocurre a Peggy Sue. Y Kathleen Turner sabe cómo transmitir este sentimiento de encuentro consigo misma, con su vida y sus anhelos.
El otro protagonista, el por momentos infumable Nicolas Cage, estoy seguro que repartirá odios y fílias a partes iguales, pero que quereis que os diga, a mi incluso me ha hecho gracia en su papel de noviete dentrífico musical. Suerte que tito Francis le da un poco de manga ancha y se permite, para lo que suele ser el, ciertos histrionismos que llenan de ternura a un personaje que de otra manera sería más que odiable.
Destaco tambien la crítica nada velada de Coppola a ciertas capas sociales de su país, donde los caminos de la vida parecen establecidos desde bien jovenes y salir de ellos puede suponer poco menos que un drama. Ejemplo de esto el mini-monologo de Joan Allen espantada ante la posibilidad de "no poder hacer las barbacoas domingueras con sus amigas de toda la vida, y sus retoños". O el consumismo de la aparencia que muestra su padre con la compra de un coche que no pueden permitirse, mientras la madre vende sus joyas para "ir tirando".
Si no la has visto recuerda: Coppola siempre es Coppola y que, sobre todo, ¡sale Kathleen Turner!

No siempre una buena idea llega a buen puerto, y en esta película lo podemos constatar. Tres hermanos que no se soportan deben hacerlo y recorrer cientos de km. juntos si quieren cobrar una herencia. A estos se les añade un pequeño grupo guiado por, como no, un guia más santo que guia.
El problema es que aquí se termina todo. Personajes desdibujados, historias personales mostradas en toscas pinceladas y un camino de Santiago más intuido que mostrado. Sin embargo, y a medida que recorremos senderos con el variopinto grupo, les vamos cogiendo cierto cariño, consiguiendo arrancarnos una sonrisa en los escasos momentos cómicos que se nos muestran, y que nos congracian con los peregrinos y su suerte. ¿Acaso el director no sabía si filmar un drama o una comedia? Lastima que se quedó en tierra de nadie.
Horrorosos los momentos oníricos que asaltan la pantalla mientras reponen fuerzas por la noche. No sé que pretende el director con ellos, pero más que iluminarnos con algo de información, lo que consigue es darle al film un cierto toque de pedanteria que casí consigue cargarselo.
Por último comentar el buen trabajo de los actores, cada uno bien en su papel, permiendose el lujo de darles matices que en el guión parecen escondidos.

Es Domingo por la tarde, hora de películas, de aventuras... Me dispongo a escoger que ver y me doy cuenta que aún no he visto la última de Indiana Jones. Imperdonable. De repente caigo en todas las críticas negativas que ha recibido, en los palos que la dieron los espectadores y dudo. ¿La veo?,¿caerá un mito de mi infancia y no tan infancia?,¿habrá exagerado la gente?... En fin, ya lo decidiré después.
Dos hora más tarde enciendo las luces, reflexiono un poco sobre lo visto y me digo... ¡¡esto si que es una peli de Indiana Jones!!
Si, ya sé que el guión está cogido en pinzas y que la sucesión de situaciones inverosimiles es interminable, pero es que yo lo que quiero es ver una película de aventuras, de persecuciones, de romance, de humor, de buenos y malos, de viajes... y todo esto lo encuentro en 'El reino de la calavera de cristal'.
Si entramos un poco en materia podríamos reprochar que tras diecinueve años desde la última entrega han tenido tiempo más que suficiente para elaborar un guión algo más consistente. No pido mucho más, pero hay algunas situaciones que chirrian un poco. Y no lo digo por la nevera-refugio-nuclear voladora, no.... bueno, un poco también. Pero cuando tienes un amigo que cambia de bando como de calzoncillos, cuando otro recupera la cordura milagrosamente o cuando te aparece un hijo desconocido montado en una harley, esperas que alguién de algunas explicaciones ¿no? Pero no, aquí se acepta pulpo como animal de compañía y todo vale. Me imagino a David Koepp pasando las páginas del guión y diciendo "esta si, esta no, esta si, esta no..." Shia LaBeouf cargó contra la película, y en concreto contra una escena que me parece, y aquí le doy toda la razón, deleznable, chirriante y vergonzosa; me refiero al paseito que se marca el hijo de Indy al son de las lianas colgantes. ¿Pero de verdad nadie se dió cuenta de lo ridículo de la escena?
Respecto a los actores poco que decir, que cumplen, que Ford es el único Indy posible, que Karen Allen nos retrae a 1981 con simpática nostalgia, que Shia debería estar más agradecido de lo que está teniendo en cuenta lo que aporta, y que Cate Blanchett no era la actriz más indicada para el papel.
¿Es una buena película? Y yo que sé, que más dá, ¡¡es una de Indy!!