Se trata de una adaptación, con un excelente montaje, que condensa los seis días de la novela en tres, e indicia tras la crisis del petróleo la invasión de Oriente Medio.
Es más fácil el amorío de la película que disparar un proyectil de hielo con un arma de fuego: haría tal una pistola de pulverización o aerógrafo de gran capacidad. Cóndor cruza líneas telefónicas porque hizo la mili en telecomunicaciones, no por haber leído Física para ingenieros o los clásicos universales.