Belleza, pasión y detallismo. Esos son los pilares fundamentales para una buena película, pero si le sumamos el factor Malick, que con valentía y decisión, es capaz de pararse y hacer frente a la asquerosidad que sale muchas veces de Hollywood, y filmar, de manera poética, como nadie lo ha hecho. La cámara de Malick es capaz de hablar por si sola dejando de lado los diálogos aburridos y los monólogos incoherentes para dar paso a una verdadera sinfonía audiovisual. La capacidad emotiva de la obra y su bella fotografía hacen del film un poema cinematográfico y nos da las suficientes esperanzas de que el cine aun no ha tocado techo. La actucion de de Pitt,y Chastain son maravillosas, sobre todo ella, y el oscarizado Sean Pean hace lo suyo, aun cuando su participación no es asombrosa. Dijo el poeta alguna vez: Me gustas cuando callas, porque estas como ausente. Así precisamente se encuentra Malick en el mundo del cine, silencioso y entre las sombras, donde el tipo trabaja mejor y nos da estos regalos impagables, dignos de una canción de Pink Floyd o algún movimiento de Beethoven. Si Neruda hubiera sido cineasta, seguramente su nombre hubiera sido Terrence Malick. Por favor sigue brillando diamante loco.

Victor Casanova Rojas.

En estos días de cine barato y asqueroso, cuando la gente se dispone a ver alguna película de acción, se prepara para ver persecuciones de 1000 km/h, que terminan con autos volcados, tiroteos y sangre, mucha sangre. Pero de vez en cuando alguno que otro director nos sorprende con un trabajo que reúne todas las mencionadas características del genero, pero que además lo entrelaza con una buena dinámica, un gran guion, solidas actuaciones (Gosling en uno de sus mejores roles) y una trama con sentido. Driver te toma en el primer minuto y no te suelta hasta después de los créditos. Simplemente electrizante.

Alexander vuelve a deleitarnos con su gran talento para las obras tragicómicas (que había extraviado después de Sideways), con The Descendants. Un film descaradamente realista, que tal vez su único defecto sea la sobrexplotación dramática, lo cual hace que la película caiga en una suerte de bolsa, de donde van escapando los hilos de la historia, sin embargo el ya mencionado defecto no afecta en gran parte la credibilidad de la obra. George Clooney nos regala una, si no es la mejor, de sus mejores actuaciones y Payne nos deleita con su gran talento para unir realismo, instantes cómicos y esa esencia que identifica al director, de poder trasladar todo el contexto geográfico, a través de la cámara, hacia la pantalla. Para alegría de todos, Payne volvió.

Victor Casanova Rojas.