Cuando Florián Rey lleva al cine de nuevo con guión y dirección "La aldea maldita" (1942) lo hace respetando prácticamente el metraje original y cambiando muy pocos detalles. Es cierto que ya habían transcurrido doce años desde 1930, pero en España sucedieron tantos cambios, que diese la impresión de ser más tiempo, como la República, la Guerra Civil, la hambruna y la posguerra. Esto, sin olvidar el franquismo en sus albores y la censura. Por culpa de la censura franquista, el melodrama original se ve adornado con implicaciones religiosas ausentes antes, al tiempo que se rebaja el pecada de Acacia (Florencia Bécquer), que el original se había convertido en prostituta, y se presenta sublimado el heteropatriarcado en el personaje de Juan (Julio Rey de las Heras).

Lo Mejor: Florián Rey filma de nuevo su película de 1929, si bien eliminando connotaciones que la censura de la época obliga.
Lo Peor: la escasa libertad creativa del director y las deficientes interpretaciones, quizás demasiado teatrales.

"La aldea maldita" (1930), es una película dirigida por Florián Rey en 1929 y estrenada al año siguiente, que está considerada por muchos como la primera obra maestra del cine mudo español, si bien quien escribe considera que se trata de la obra maestra del periodo de transición entre el mudo y el sonoro en que hubo multitud de problemas de sonorización, cuatro años que en España transcurren entre 1928 y 1932. Se trata película moderna para su tiempo, con escasez de presupuesto y gran creatividad por parte de su director. En el filme, rodado y ambientado en Castilla La Vieja, se van a presentar los contrapuntos vistos casi como cielo e infierno, que van a ser pueblo y ciudad para el matrimonio protagonista.

El argumento gira en torno a Luján, un pequeño pueblo castellano donde sus habitantes siempre han vivido de las cosechas. Pero las fuertes tormentas que han caído durante los últimos tres años han impedido la labranza de la tierra. La gente del pueblo, ya en la miseria, decide probar suerte fuera y todos marchan, excepto Juan Castilla (Pedro Larrañaga), quien entra en prisión tras protagonizar un conflicto con Lucas (Modesto Rivas), el cacique local. También se quedan en el pueblo el padre de Juan (Ricardo Núñez) , ciego, y su pequeño hijo. Sin embargo, su mujer, Acacia (Carmen Viance), también decide emigrar. La película se divide en dos partes claramente diferenciadas. En la segunda mitad, y tres años después vemos cómo Juan ha conseguido trabajo como capataz en una finca de Segovia; si bien Acacia, su mujer, ha tenido que, muy a su pesar, tomar la vía de vender su cuerpo. Juan encuentra a Acacia en un bar con otro hombre y la obliga a volver a Luján, donde hasta un grupo de muchachos la juzgará apedreándola. Pero Juan le impone dos condiciones: una es que no se acerque a su hijo, y la otra, que se marche en cuanto muera su padre, pues únicamente la trae de vuelta para que éste crea que la familia permanece unida y conserva el honor. Pero el entorno hará enloquecer a Acacia.

En cuanto a su director, Florián Rey, periodista y actor, quien comienza su andadura en la dirección cinematográfica tras rodar a las órdenes de José Buchs, había fundado en 1924 Goya Films junto a Juan de Orduña. En el año 1929 rueda su primera película sonora, "Fútbol, amor y toros", que resulta un fiasco por los problemas técnicos que aún presentaba la sonorización.. Rey prepara entonces y en una semana el guión de "La aldea maldita" (1930), obra con la que se consagra, y que para muchos nunca lleg a superar, y desde ahí consigue convertirse en uno de los máximos exponentes del cine mudo en España.

La fotografía de Alberto Arroyo, presenta una apariencia de documental costumbrista al mismo tiempo que borda de realidad la sobria estructura narrativa y el tono dramático de la historia.

Por último recordar que el norteño Pedro Larrañaga y Ruiz-Gómez fue marido de la también importantísima como él, figura española de la escena, María Fernanda Ladrón de Guevara, padres del siempre solvente galán Carlos Larrañaga y abuelo de Amparo Larrañaga, Luis Merlo y Pedro Larrañaga (marido de Maribel Verdú). En la crítica sobre la versión sonora, más.

Pero no nos olvidemos de que esta película es un mediometraje, formato más extendido en el campo del documental, se sonoriza en Francia, cuesta veintidós mil pesetas de la época, que paga Larrañaga, y que se presenta al público comercial sonorizada. Lo curioso es que las copias que se conservan son las mudas. Antológica es esta película como antológico es el maltrato que se ha dispensado a las primeras décadas de nuestro cine.

Una obra maestra en toda regla.

La película contiene aspectos como el clima morboso o las sensaciones claustrofóbicas, que son algunas de las constantes temáticas del realizador Francisco Regueiro. Su productor, Elías Querejeta, no logra estrenarla en salas comerciales y solamente pudo verse en televisión, muchos años después de su rodaje.

Lo Mejor: la presencia, curiosa, de la periodista Rosa María Mateo.
Lo Peor: uno de tantos títulos malditos del cine español

El prolífico y siempre eficaz Florián Rey es quien realiza a Imperio Argentina su primera prueba para el papel protagonista de la versión muda y adaptación de la novela homónima de 1889, del escritor asturiano Armando Palacio Valdés y, probablemente, la novela más leída de su época. La película responde al título de "La hermana San Sulpicio" (1927) y está dirigida por el mencionado Florián Rey. Se trata de la primera versión de este título. Esta adaptación cinematográfica es supervisada en su día por el propio novelista y se estrena el dieciséis de febrero de 1928.

Gloria Bermúdez (Imperio Argentina), una de las mujeres más guapas y ricas de Andalucía, extrovertida, polifacética y dominante, ingresa en un convento por decisión propia para consagrarse a la curación de enfermos con su alegría y encanto personal. Un día se enamora de Ceferino Sanjurjo (Ricardo Núñez), médico gallego, serio y recto, que acude a un balneario para recuperarse físicamente. A pesar de todas las trabas que impiden tal relación, estos dos personajes antitéticos, acaban casándose.

Lo Mejor: Imperio Argentina, sin duda lo mejor del filme, se dejar ver como la gran intérprete de nuestro cine en la época.
Lo Peor: cine español de preguerra, aún recién salido de la época de las películas mudas, lo que se nota en algunos pasajes de la película que no tienen sonido.

La cuarta intervención cinematográfica de Imperio Argentina, supone su primera película hablada. Rodada en Alemania, en los estudios de la UFA, con versiones en varios idiomas, como era habitual en la época, en la española solo trabajan españoles, como reza el cartel.

Estrenada como "El amor solfeando" (1930), casi dos meses después de su primer pase, se le cambia el título por "El profesor de mi mujer", como se la va a conocer después. Un movimiento, probablemente comercial, que no se entiende. En cuanto a su director, es Robert Florey (junto a Armand Guerra) y basada en la novela "L’amour chante", de Henri Falk, de la que ya se había escrito la adaptación teatral de la mano de Jacques Bocquet. Florey venía de dirigir a los hermanos Marx en la primera película de estos, "Los cuatro cocos" (1929).

El argumento gira en torno a Ribera (Valentín Parera), profesor de canto, es vecino de Fernando (Alady), con quien mantiene relaciones amorosas Sara (Julia Lajos), la esposa de Enrique. Una serie de equívocos mezclan en sus intrigas a los vecinos, al portero de la finca, a la aspirante a vedette Lulú y a estudiantes de canto.

Lo Mejor: Florián Rey, pareja de Imperio Argentina, es en aquellos años en la UFA, supervisor de las películas rodadas en español.
Lo Peor: comedia ligera con numerosos números musicales.