Lisa Mulcahy hace con El legado un ejercicio de estilo y elegancia impresionante. Además, cuenta con un trabajo técnico de antología: vestuario, maquillaje, peluquería, dirección artística, fotografía, montaje...
El problema es que esto no tiene nada, pero nada, de la tensión de la novela original, una obra cumbre del gótico irlandés y del gótico en general escrita por Sheridan LeFanu. A la película le falta mucha apuesta por ese misterio, por lo turbio del personaje del tío Silas, por ese goticismo y lo que esconde la trama. Casi parece que se quiera hacer un drama costumbrista, en vez de una historia de misterio.
Correcta, pero sin más, y no está a la altura de los excepcionales medios con los que cuenta.

Con una excepcional Adèle Exarchopoulos a la cabeza del reparto (qué bueno verla de nuevo en primera línea; la verdad es que su carrera post- La vida de Adèle no ha sido tan impresionante ni mediática como la de Lea Seydoux), Jeanne Herry nos propone un relato conmovedor y sobrecogedor sobre el necesario proceso de sanación de las víctimas de crímenes terribles. Un retrato, como decimos, profundamente necesario y convincente, lleno de escenas de profunda emoción.
Una película necesaria, no perfecta, desde luego (el ritmo no siempre es ágil), pero hermosa y llena de dolor y esperanza. La que queda después de la destrucción para renacer después, como ave fénix. Una oda al espíritu de superación del ser humano.

Maïwenn dirige, produce, escribe y protagoniza Jeanne du Barry, una biografía de la última amante de Luis XV de Francia. Sin duda, un personaje fascinante, que comenzó como plebeya, hija ilegítima de un fraile (según se rumorea), y que terminó siendo la compañera oficial del hombre más poderoso del reino.
Sin embargo, la artista gala se equivoca en varias cosas. La primera es haber fichado a Johnny Depp como Luis XV, y no porque le falte talento (a estas alturas, dudar de su altura como intérprete es absurdo) o por sus escándalos legales, sino porque no hay ninguna química entre él y la directora. Y el segundo gran error es que la película deja fuera la que es sin duda la parte más interesante de la vida de la Condesa de Barry, que es sin duda su legendaria enemistad con María Antonieta y su desgraciado final en la guillotina de la Revolución, casi veinte años después de la muerte del rey que la encumbró.
Aun así, la verdad es que es una película notable como ejercicio cinematográfico y de recuperación histórica de una figura fascinante de la historia, o intrahistoria, real de Francia.

El páramo tiene una buena idea detrás, pero el desarrollo no es lo que se esperaba de ella.
Confusa y poco clara, la película de David Casademunt es un ejercicio de estilo impresionante, sobre todo gracias a la fotografía y la música, pero el desarrollo de la historia es algo deficiente. El misterio que rodea a la criatura, el deterioro de la salud física y mental de madre e hijo, el devenir del personaje del padre, son todo aspectos del guion que, sin entrar en detalles, no quedan bien explicados ni desarrollados. Por no mencionar el alocado tercio final, y hasta ahí podemos leer.
Correcta, pero podría haber dado para mucho más.

Lo mejor: La fotografía y la música, impecables, y la interpretación de Asier Flores.
Lo peor: La narración no es suficientemente buena.

Forever Young no innova en absoluto.
El punto de partida de la persona con taras que encuentra redención y sentido a su vida en un grupo de personas con ilusiones ya lo hemos visto cien mil veces. Sin embargo, no por sabida la fórmula deja de ser entretenida, y así, Forever Young se convierte en un visionado de lo más agradable. Sobre todo, es una cinta muy simpática, muy entretenida, que combina bien drama y comedia con mucha música.
Una oda a la música, a la ilusión y el valor de la tercera edad y a hacer lo que a uno le gusta a cualquier edad y sobre todo con ilusión, con mucha ilusión.