Lisa Mulcahy hace con El legado un ejercicio de estilo y elegancia impresionante. Además, cuenta con un trabajo técnico de antología: vestuario, maquillaje, peluquería, dirección artística, fotografía, montaje...
El problema es que esto no tiene nada, pero nada, de la tensión de la novela original, una obra cumbre del gótico irlandés y del gótico en general escrita por Sheridan LeFanu. A la película le falta mucha apuesta por ese misterio, por lo turbio del personaje del tío Silas, por ese goticismo y lo que esconde la trama. Casi parece que se quiera hacer un drama costumbrista, en vez de una historia de misterio.
Correcta, pero sin más, y no está a la altura de los excepcionales medios con los que cuenta.