En muy pocas ocasiones una historia, una película en este caso, consigue tocarme de modo tan profundo. La narración de la historia, la caracterización de los personajes, los sentimientos y sensaciones en estado puro que Brokeback nos transmiten, no son en absoluto comunes ni corrientes en el cine norteamericano actual. Unidos a ello un lenguaje y actitudes cercanos y vitales, así como un muy buen trabajo técnico, con alicientes de menor importancia para la historia en sí, aunque no por ello menos bonitos, como la fotografía, la música y el montaje, considero, pues, que el compendio de factores que forman la película llega al sobresaliente. Creo que los que nos hemos conmovido en profundidad con Brokeback queremos ahondar todavía más en la historia.
El romance-drama desde una perspectiva gay es útil como punto definivamente diferencial ante las historias de amor o afecto a las que estamos demasiado acostumbrados en el cine, si bien la orientación sexual sólo resulta un estímulo más (no despreciable, eso sí) para el desarrollo de la historia.