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4,9
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10
10 de octubre de 2011
10 de octubre de 2011
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intruders, varias miradas te harán un rostro.Escrito por: profesional-psicologia el 10 Oct 2011 - URL Permanente
Uno de los directores más interesantes del panorama cinematográfico español es Juan Carlos Fresnadillo. Afincado en Hollywood, preparando un proyecto apadrinado por Spielberg y a la espera de adaptar el popular videojuego Bioshock, con un presupuesto que sobrepasará los 150 millones de dólares. Todos recordamos como “28 semanas después” tiene momentos donde supera a su original “28 días después”. Ahora se estrena Intruders, en la que Juan Carlos reafirma su madurez estilística aunque no firma el guión sino que lo hace el escritor Nicolás Casariego y Jaime Marqués. Además cuenta con una estrella mundial en el reparto como es el británico Clive Owen.
- ¿Esta película es de sustos, de miedo o de angustia?
La palabra miedo se confunde muchas veces con el susto y la angustia, y es conveniente diferenciar estos tres términos.
El miedo tiene siempre un objeto determinado que lo causa, cuando sentimos miedo, sentimos miedo de algo. En el susto el factor sorpresa es fundamental, todos sabemos que una imagen que no se espera nos impacta mucho más que una imagen no esperada.
La angustia es una preparación para el peligro, un estado que nos alerta, una señal de que hay un peligro cercano. Y la película de este canario, pasa por estos tres espacios emocionales para pergeñar en el suspense. No es un film que intente crear un nuevo villano sino que describe de una forma magistral con algunas escenas costumbristas la forma de encarar los miedos desde dos culturas diferentes, la inglesa y la española, la ciencia y la religión.
Intruders, a diferencia de los estrenos que compiten esta semana en la cartelera, se puede visionar más de una vez para percibir más aristas sobre lo plasmado. Hay varios temas que no se agotan en el film sino que se sugieren para que sea el espectador quien pueda comenzar a cristalizarlos:
www.psicologosergiogarcia.com,
Uno de los directores más interesantes del panorama cinematográfico español es Juan Carlos Fresnadillo. Afincado en Hollywood, preparando un proyecto apadrinado por Spielberg y a la espera de adaptar el popular videojuego Bioshock, con un presupuesto que sobrepasará los 150 millones de dólares. Todos recordamos como “28 semanas después” tiene momentos donde supera a su original “28 días después”. Ahora se estrena Intruders, en la que Juan Carlos reafirma su madurez estilística aunque no firma el guión sino que lo hace el escritor Nicolás Casariego y Jaime Marqués. Además cuenta con una estrella mundial en el reparto como es el británico Clive Owen.
- ¿Esta película es de sustos, de miedo o de angustia?
La palabra miedo se confunde muchas veces con el susto y la angustia, y es conveniente diferenciar estos tres términos.
El miedo tiene siempre un objeto determinado que lo causa, cuando sentimos miedo, sentimos miedo de algo. En el susto el factor sorpresa es fundamental, todos sabemos que una imagen que no se espera nos impacta mucho más que una imagen no esperada.
La angustia es una preparación para el peligro, un estado que nos alerta, una señal de que hay un peligro cercano. Y la película de este canario, pasa por estos tres espacios emocionales para pergeñar en el suspense. No es un film que intente crear un nuevo villano sino que describe de una forma magistral con algunas escenas costumbristas la forma de encarar los miedos desde dos culturas diferentes, la inglesa y la española, la ciencia y la religión.
Intruders, a diferencia de los estrenos que compiten esta semana en la cartelera, se puede visionar más de una vez para percibir más aristas sobre lo plasmado. Hay varios temas que no se agotan en el film sino que se sugieren para que sea el espectador quien pueda comenzar a cristalizarlos:
www.psicologosergiogarcia.com,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Ciencia y religión. Nos preguntamos por la verdad del delirio a dos, o si todo puede ser resuelto con un exorcismo a modo de placebo. Héctor Alterio hace un cameo sensacional como sacerdote.
- El proceso escritural. Mía, la hija – cuyo nombre al pronunciarlo el padre, conforma una paradoja en gran parte de la película-, comienza a escribir y es aquello que relata en el papel lo que le comienza a suceder. ¿Poder de sugestión?
- El entramado familiar como conformador de patología o de salud, las dos historias que se entrelazan, mientras el espectador se hace la pregunta de si los padres están sirviendo de ayuda a los niños o les están induciendo angustias propias-
- Los miedos persistentes en la infancia, cómo los hijos sufren de forma desmedida miedos que podrían ser evolutivos pero que se mantienen debido a la historia interior que se cuentan una y otra vez, éste mantra llamado “carahueca” que hace revivir episodios no vividos, sin embargo, muy vívidos y herederos de una historia familiar. Un secreto que por no contado, es como un grito sordo en la noche.
En lo referente a la verosimilitud del tratamiento psicológico, el director parece haberse dejado asesorar por profesionales ya que acierta en el encuadre del caso y en la resolución del mismo. Además, puede verse claramente que el significante “padre”, un relato con la fuerza y la tenacidad de esta figura, crean en esa universo familiar, un entramado simbólico que desanuda la letanía de seres sin cara.
La cara, las facciones son la primera carta de presentación con lo social, con los otros, el primer desarrollo de un ser, de un yo. Esto es lo que reclama “el monstruo”, necesita encontrar otro niño al que poder arrebatar su mirada, su expresión. Me parece magistral la forma literaria de hacer esta descripción, parecía una conjunción del cine y la literatura de máxima pureza. Igualmente, la primera escena de Pilar López de Ayala y su hijo generan un halo de vitalidad y misterio que nos acompañará toda la sesión.
Si nos ponemos escrutadores, me produjeron buenas vibraciones darme cuenta de que el cartel de la película hace un homenaje a “La guerra de los mundos” de Wells pero con los personajes colocados a la inversa. Y otra anécdota no menos importante, por fin un adulto varón va descalzo por la calle huyendo “del mal” rompiendo así el topicazo: niña-joven-débil descalza por el bosque.
Actores de primera línea, una historia bien contada, con ideas novedosas y giros argumentales que puntúan de nuevo el film son los aderezos que pueden ustedes disfrutar en este film que funcionará bien en butacas si el espectador es capaz de tolerar la hiancia entre lo anunciado (terror) y lo visto (tensión).
Sergio García Soriano
- El proceso escritural. Mía, la hija – cuyo nombre al pronunciarlo el padre, conforma una paradoja en gran parte de la película-, comienza a escribir y es aquello que relata en el papel lo que le comienza a suceder. ¿Poder de sugestión?
- El entramado familiar como conformador de patología o de salud, las dos historias que se entrelazan, mientras el espectador se hace la pregunta de si los padres están sirviendo de ayuda a los niños o les están induciendo angustias propias-
- Los miedos persistentes en la infancia, cómo los hijos sufren de forma desmedida miedos que podrían ser evolutivos pero que se mantienen debido a la historia interior que se cuentan una y otra vez, éste mantra llamado “carahueca” que hace revivir episodios no vividos, sin embargo, muy vívidos y herederos de una historia familiar. Un secreto que por no contado, es como un grito sordo en la noche.
En lo referente a la verosimilitud del tratamiento psicológico, el director parece haberse dejado asesorar por profesionales ya que acierta en el encuadre del caso y en la resolución del mismo. Además, puede verse claramente que el significante “padre”, un relato con la fuerza y la tenacidad de esta figura, crean en esa universo familiar, un entramado simbólico que desanuda la letanía de seres sin cara.
La cara, las facciones son la primera carta de presentación con lo social, con los otros, el primer desarrollo de un ser, de un yo. Esto es lo que reclama “el monstruo”, necesita encontrar otro niño al que poder arrebatar su mirada, su expresión. Me parece magistral la forma literaria de hacer esta descripción, parecía una conjunción del cine y la literatura de máxima pureza. Igualmente, la primera escena de Pilar López de Ayala y su hijo generan un halo de vitalidad y misterio que nos acompañará toda la sesión.
Si nos ponemos escrutadores, me produjeron buenas vibraciones darme cuenta de que el cartel de la película hace un homenaje a “La guerra de los mundos” de Wells pero con los personajes colocados a la inversa. Y otra anécdota no menos importante, por fin un adulto varón va descalzo por la calle huyendo “del mal” rompiendo así el topicazo: niña-joven-débil descalza por el bosque.
Actores de primera línea, una historia bien contada, con ideas novedosas y giros argumentales que puntúan de nuevo el film son los aderezos que pueden ustedes disfrutar en este film que funcionará bien en butacas si el espectador es capaz de tolerar la hiancia entre lo anunciado (terror) y lo visto (tensión).
Sergio García Soriano
28 de octubre de 2019
28 de octubre de 2019
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un primer ejercicio que tendríamos que hacer con “Mientras dure la guerra” es poder verla o pensarla sin prejuicios es el del No. Tendríamos que decir que NO es una película sobre la guerra civil sino que narra los primeros compases del levantamiento militar del verano del 36. Si esperamos ver el estilo de “Tierra y libertad” de Ken Loach, nos sentiremos defraudados, al igual que si buscamos grandes gestas.
La historia siempre la escriben los vencedores y por lo tanto en lo maniqueo hay un regocijo hacia volver a ganar en la imágenes o en el revanchismo típico del que perdió. NO es una película de este tipo que busque culpabilizar al caudillo de todos los males que nos asolan desde entonces a la actualidad. Posiblemente va a producir incomodidades a los espectadores de izquierdas y de derechas. Aunque es un film que permite al público no ser ni de izquierdas ni de derechas sino ser un curioso “voyeur” que mira por los ojos de su protagonista, Miguel de Unamuno.
Y tendríamos que pensar por un instante que NO es de Alejandro Amenábar y olvidarnos de las informaciones que nos ha dado durante la comercialización de la cinta. En él, ninguna película se parece a la anterior y todos le echamos en cara: ¿Dónde está el director de “Tesis”? Si cierto es que el alma de sus primeros trabajos parecía haberse perdido por la grandeza técnica de las siguientes, en este metraje recupera el alma colectiva de una España en descomposición y por tanto en movimiento.
NO es un thriller ni son las diserciones del escritor las que marcan la narración de la obra.
Aunque está basado en un hecho histórico podríamos hacer la prueba de pensarlo sin este anclaje biográfico para poder ver que se trata de un literato contradictorio, inconformista casi premio nobel que decide apoyar el levantamiento militar donde Unamuno transita entre la decepción del gobierno republicano y el temor por la pérdida de libertades, que tendrá su famoso desenlace en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca con la frase “venceréis pero no convenceréis”.
Al verla sentí miedo de no enterarme bien de los detalles históricos y luego ser puesto en cuestión por los profesores de historia, que están todos en las tertulias de cine de este país…
Luego, los personajes me permitieron dejarme llevar `por las emociones y las vicisitudes que ellos proponen, no veo a nadie, NI a Karra Elejalde, NI a Eduard Fernández, NI sé quien hace de Franco. Solo veo a sus personajes no existen los actores. Si veo a un general Astray inteligente, que engrandece la figura de quien está a su lado, que propone ideas a su alrededor, que se sabe dentro de una jerarquía, que tiene el poder de la palabra y escucha al escritor…
La mujer del dictador, Carmen Polo, también tiene su importancia en el desenlace de la historia, es muy interesante porque las personas con las que habla Unamuno son sus hijas y éstas le recomiendan ser aliado de la mujer del jefe del Estado, de tal manera que cada gesto o aprieto de Don Miguel tiene que ver con el aprecio mutuo que siente ante la cristiana dama.
El director nos ha dado una historia de madurez creativa que ha resaltado las diferencias y similitudes entre los dos bandos. Propone la idea de que la guerra continúa en nuestra sociedad, que no se han acabado las contiendas entre vecinos, entre comunidades…que todos llevamos un Franco cerca del corazón en guerra continua.
La historia siempre la escriben los vencedores y por lo tanto en lo maniqueo hay un regocijo hacia volver a ganar en la imágenes o en el revanchismo típico del que perdió. NO es una película de este tipo que busque culpabilizar al caudillo de todos los males que nos asolan desde entonces a la actualidad. Posiblemente va a producir incomodidades a los espectadores de izquierdas y de derechas. Aunque es un film que permite al público no ser ni de izquierdas ni de derechas sino ser un curioso “voyeur” que mira por los ojos de su protagonista, Miguel de Unamuno.
Y tendríamos que pensar por un instante que NO es de Alejandro Amenábar y olvidarnos de las informaciones que nos ha dado durante la comercialización de la cinta. En él, ninguna película se parece a la anterior y todos le echamos en cara: ¿Dónde está el director de “Tesis”? Si cierto es que el alma de sus primeros trabajos parecía haberse perdido por la grandeza técnica de las siguientes, en este metraje recupera el alma colectiva de una España en descomposición y por tanto en movimiento.
NO es un thriller ni son las diserciones del escritor las que marcan la narración de la obra.
Aunque está basado en un hecho histórico podríamos hacer la prueba de pensarlo sin este anclaje biográfico para poder ver que se trata de un literato contradictorio, inconformista casi premio nobel que decide apoyar el levantamiento militar donde Unamuno transita entre la decepción del gobierno republicano y el temor por la pérdida de libertades, que tendrá su famoso desenlace en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca con la frase “venceréis pero no convenceréis”.
Al verla sentí miedo de no enterarme bien de los detalles históricos y luego ser puesto en cuestión por los profesores de historia, que están todos en las tertulias de cine de este país…
Luego, los personajes me permitieron dejarme llevar `por las emociones y las vicisitudes que ellos proponen, no veo a nadie, NI a Karra Elejalde, NI a Eduard Fernández, NI sé quien hace de Franco. Solo veo a sus personajes no existen los actores. Si veo a un general Astray inteligente, que engrandece la figura de quien está a su lado, que propone ideas a su alrededor, que se sabe dentro de una jerarquía, que tiene el poder de la palabra y escucha al escritor…
La mujer del dictador, Carmen Polo, también tiene su importancia en el desenlace de la historia, es muy interesante porque las personas con las que habla Unamuno son sus hijas y éstas le recomiendan ser aliado de la mujer del jefe del Estado, de tal manera que cada gesto o aprieto de Don Miguel tiene que ver con el aprecio mutuo que siente ante la cristiana dama.
El director nos ha dado una historia de madurez creativa que ha resaltado las diferencias y similitudes entre los dos bandos. Propone la idea de que la guerra continúa en nuestra sociedad, que no se han acabado las contiendas entre vecinos, entre comunidades…que todos llevamos un Franco cerca del corazón en guerra continua.
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