Pues si. Un 10. Quizás excesivo.Tal vez poco objetivo. Pero es que Cobra Kai son muchas cosas.

Cobra Kai es nostalgia y respeto al original. Se nota que Ralph Macchio y William Zabka son productores y el cariño y respeto que tienen por The Karate Kid. Las referencias, los flashback, los lugares revisitados están ahí pero no de una forma burda ni oportunista. Ni siquiera usada como fanservice. Todo aparece en contexto, bien hilvanado, pero dotado de simbolismo y a la vez justificado, porque para Daniel y Johnny, el karate, para bien y para mal, ha sido piedra angular en sus vidas.

Cobra Kai es madurez. Al igual que para los que vieron The Karate Kid siendo adolescentes el tiempo ha pasado, también lo ha hecho con sus protagonistas. Y también con el guión. Ya no todo es blanco o negro, no todo el mundo es lo que parece ni los buenos son perfectos y los malos despiadados. Como en la vida, cada acción tiene una reacción, y las motivaciones y justificaciones de cada personajes están más presentes que nunca.

Cobra Kai es William Zabka. Actuación sublime, llenando de matices al personajes de Johnny Lawrence.

Cobra Kai es entretenimiento. Si, no vamos a ver a expertos en artes marciales desplegando un nivel increíble. Pero es que no trata de eso. Es karate de adolescentes y de algún antiguo campeón que ya pinta canas. Y aun asi tiene momentos de auténtica diversión viendo los combates. Tiene esa magia que tuvo la primera película original, de que la persona que la estaba viendo fantasease con empezar su aprendizaje de artes marciales, de competir en campeonatos, de entrenar con sus amigos, de formar un equipo. Es una serie de Karate que transmite la pasión por el Karate.

Cobra Kai es, y es lo que más me gusta de ella, valentía. La valentía de hablar claro, de lo políticamente incorrecto. De que a veces la vieja escuela de Johnny es lo que algunos chavales necesitaban para tener confianza en si mismos. Hoy en día, con algunos de los valores de aquellos años 80 tan denostados, que una serie plantee el mensaje de que a veces, la solución es enfrentarse a tus problemas de cara y no rehuirlos, sabiendo que nadie va a pelear por ti.