Una historia mil veces contada ya. La bella y la bestia, King Kong... Del Toro coge prestadas mil y una ideas ya vistas y las mezcla en un batiburrillo de película que mezcla géneros (sin éxito).

La criatura, aunque exótica, no tiene personalidad, no impresiona ni enternece. Nada.

La historia es la de siempre, la de sieeeeempre. Los diálogos están muertos y es predecible desde el minuto zero. Es una película creada a base de pequeños plagios, dotados con alguna que otra escena "original", y su director piensa que así ha creado una película totalmente innovadora. PERO NO ES ASÍ.

Debo destacar las actuaciones, tanto de la protagonista, como de Octavia Spencer y Michael Shannon en el papel de villano que tan bien se le da... Ellos son el único motivo por el que seguí viendo esta película.

En definitiva, lo mas sobrevalorado del año sin duda alguna, y no la recomiendo en general. No tiene lo que King Kong, E.T. o La Bella y la Bestia ofrecían, tocando la temática de amores imposibles. Señoras y señores, nútranse de buen cine, de originalidad e historias mágicas, y si ya se aburren o se lo han visto todo, pues véanse ésta, que tampoco les matará. Ahí queda eso.

The Chemical Brothers son los dioses del Olimpo de la buena música electrónica, y este concierto que ofrecieron en el Fuji Rock en 2011 lo demuestra.

Un recorrido por toda su música, desde sus orígenes hasta el aclamado Further. Hora y media de baile, ritmo, pantallas enormes con imágenes, luces, colores... Y siempre con su pequeña ración de surrealismo que a sus fans tanto nos gusta.

Adam Smith dirige esta obra, alternando entre planos de los artistas, del público y del ambiente del festival, y de lo que se muestra en la inmensa pantalla gigante. Un montaje excelente y psicodélico, que te transporta a un universo en el que eres feliz, y en el que su música es el néctar que necesitas para seguir respirando.

Cuando terminó, sentí que había perdido algo en mi interior, me sentí vacío. Y sé por experiencia que eso solamente ocurre cuando navegamos tan a fondo sobre algo que perdemos la noción del tiempo e incluso de la realidad.

Por ello le pongo un 10, porque creo que no se le puede pedir nada más a una experiencia tan distinta, sensorial y emocionante como ésta. Es increíble cómo consiguen crear un concierto con tanto orden y tanta continuidad entre tanto caos, surrealismo y locura visual fuera de control.

No os perdáis este magnifica película de Don't Think, pero sobre todo, no os perdáis a este dúo en vivo, ya que ofrecen el que considero mejor espectáculo musical que he presenciado jamás.

Una maravilla, nada más que decir. "El luchador" se adentra de lleno en tu corazón como un gancho directo de su protagonista.

En esta película podemos apreciar un muy sensible y todavía en forma Mickey Rourke, que nos brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera con esta personal, triste y sobrecogedora historia sobre un claro perdedor. Vuelve a la carga después de muchos años con una nueva cara, ésta vez con la de un luchador que disfrutó de una gloriosa vida durante sus años como superestrella del wrestling, y ahora vive para verse derrumbado en ella.

El aclamado director Darren Aronofsky, creador de maravillas como "Requiem por un sueño" se adentra esta vez en el mundo de un pobre perdedor que solo recibe golpes de la vida; el rechazo de su hija, su crudo estado de salud debido a las drogas, etc. Se muestra con gran pasión el como nuestro pobre hombre intenta rehacer su vida, pero los años pasados y el mundo de la lucha se lo prohíben. Es de esas joyas que no hace mas que hacernos estremecer y sentir en nuestra piel el sufrimiento de Rourke con una gran maestría por parte de su veterano director.

Su selecta y sencillísima banda sonora, incluyendo el tema "The Wrestler" de Springsteen crean un aura triste y deprimente que es esencial en el film.

No os la podéis perder, la vida puede ser cruda en ocasiones y ésta película es el claro ejemplo de un hombre que no supo llevar la suya a cabo y sufre las consecuencias en su difícil y dolida vejez. Precaución para el público fácilmente impresionable, tiene escenas tanto emocionales como viscerales realmente difíciles de llevar a cabo. Disfrutadla.

Todo, absolutamente todo lo que viene a partir de estas lineas es subjetividad pura. Mi opinión, mi percepción y mi interpretación sobre una obra puramente abstracta, y ambiciosa.

Aunque no encuentre un hilo conductor ni conexión entre todas estas ideas, estas son las características y principales sensaciones que he encontrado y he sentido viendo esta perturbadora miniserie de un artista al que admiro; David Lynch.

Mientras transcurrían esos 42 minutos de metraje e intentaba averiguar cuál era el misterio del padre conejo, los rituales y demás escenas y diálogos inconexos, he sentido: oscuridad, violencia, desesperación, estrés, opresión, negocios oscuros secretos (relacionados con asuntos que cada uno es libre de imaginar en su totalidad), deep web, cuentas pendientes, sacrificios, condena, lluvia eterna, caos...
Pero sobre todo: tenebrosa cotidianidad, monotonía, falta de comunicación, negatividad, secretos, engaños, infelicidad, y más y más muerte.

Aterrador. Es la única palabra que se me ocurre para describir esta experiencia. Las risas enlatadas en momentos que no deben estar enrarecen el aura de misterio e inestabilidad, y claramente existe una critica feroz en contra de todas esas sitcoms americanas sobre familias peculiares. Enhorabuena Lynch, porque has creado la sitcom mas peculiar de la historia.

Los roles de familia y los diálogos inconexos muestran a la típica familia norteamericana sin amor, sin cariño, que siguen el curso de la vida sin haber aprendido a vivir, y a sentir. Acomodados, buscando en un ¿dios? esa necesidad de aspirar a algo más... Ya habíamos visto esquemas familiares así en American Beauty, por ejemplo, pero Lynch siempre busca el modo tétrico de plasmar ideas básicas, y puede que no tan básicas al fin y al cabo.

Si os digo la verdad, no encuentro relación entre el aspecto demoníaco, los secretos de familia, y la destructiva y desesperante cotidianidad del desestructurado hogar. Tal vez Lynch solo pretendía agobiar a su público, pero tal vez buscaba hacernos reflexionar sobre la importancia de la familia y el hogar, para valorar las relaciones sociales entre personas y para no caer en un ambiente hostil, inestable, surrealista e infeliz como el de estos tres místicos conejitos.

Rob Zombie, que cuenta con una respetable carrera cinematográfica a sus espaldas, deja de lado la riqueza en los guiones y los diálogos enfermizos pero realmente aterradores (como en La casa de los 1000 cadáveres o Los renegados del diablo) para centrarse simplemente: EN EL GORE Y LA MACARRADA BARATA, que por lo menos a mí, me pone.

Desde el principio hasta el final, lo único que se nos ofrece son payasos (a cada cual más psicópata que el anterior), un reparto cualquiera (liderado por Sheri Moon) y una banda sonora que derrocha pura agresividad.

La sangre, los gritos, el rugir de las motosierras... Todo rodado en un tugurio lleno de pasillos oscuros y una estética setentera muy bien lograda (Zombie es un genio en recrear ese tipo de atmósferas, ya nos lo dejó claro en sus películas anteriores). La oscuridad del laberíntico recinto donde transcurre todo, y la locura de los payasos hacen que se me enerve la sangre y me ponga a cien.

Dejando de lado cualquier intento de encontrar un trabajo políticamente correcto, este film es un brillante ejercicio de arte macabro. Así lo definiría yo. Es una pequeña joya del entretenimiento gore, y yo, personalmente, agradezco todos los días que el legado del gore en condiciones siga adelante con directores como éste.

Amantes del género, y de Zombie, no os la perdáis. Disfrutad de su lograda estética, y dejaos llevar por la pura enfermedad de la mente de un perverso, pero a la vez morboso, genio del arte macabro y MACARRA.