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España España · Málaga
Críticas de Mad Joker
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de marzo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para todas las personas que piensan que no pueden hacerse buenas películas de acción/ciencia ficción sin necesidad de unos efectos especiales bestiales o tiroteos cada cinco minutos, aquí les traigo una propuesta más que interesante. Se trata de la segunda película de Duncan Jones, un director que hace ya varios años sorprendió a muchos con otro muy buen filme, “Moon”, que tiene muchos paralelismo con la que aquí tratamos, “Código fuente”, en el sentido de que tratan temas peliagudos, de los propensos a crear discusiones interminables y a dividir poblaciones enteras, pero ficticios. Esta en concreto nos relata la historia de un militar que, mediante un complejo sistema creado por el ejército de EE.UU., es enviado al pasado a través de la mente de una persona que falleció en el atentado de un tren con el fin de descubrir quién fue el culpable de dicha explosión y evitar que siga matando personas. Por supuesto, la historia no se queda ahí, y a lo largo del metraje nos relata el conflicto entre el desdichado soldado y los “cerebritos” del ejército que se empeñan en explotarle sin importarle lo que él mismo piensa.
La película no es la octava maravilla del mundo, ni mucho menos, y no tiene el clásico aspecto de un “blockbuster” convencional. No busca el espectáculo visual sin motivo, en ningún momento. Es más, el 80-90 % del filme se desarrolla en el interior de un tren o en la cápsula desde la que el soldado (interpretado por Jake Gyllenhaal) es enviado al pasado una y otra vez. Casi todo el peso está sobre las interpretaciones de su reparto y un guión que recuerda en su planteamiento y desarrollo a las historias de Philip K. Dick. La combinación de estos tres elementos (guión, reparto y su escaso espectáculo), es uno de los grandes aciertos de Duncan Jones, junto con su coherencia. El director no intenta hacer de “Código fuente” algo que no es. No trata de darle un aspecto de superproducción y consigue que no parezca en absoluto una de tantas películas que, por la ausencia de otro propósito más que el de hacer dinero fácil, carecen de sentido e interés. Un soplo de aire fresco.
Además, cuenta con un actor tan fiable como Jake Gyllenhaal, capaz de transmitir un torrente de emociones con solo mover un músculo de su rostro, cualidad que muy sabiamente ha sabido utilizar el director en su favor mediante un uso casi intensivo de los planos cortos sobre su cara. Le acompañan de manera muy convincente Michelle Monaghan, Vera Farmiga y Jeffrey Wright.
Mad Joker
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7
24 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace unos años, el significado de África para el cine ha cambiado, en mi opinión para bien. En las películas que se realizaban en los años 50, 60 o 70, casi siempre que el continente negro aparecía en un filme estaba relacionado con la aventura, con exploradores, cazadores o buscadores de riqueza que se internaban en las selvas y desiertos del interior para encontrarse con tribus en estado semisalvaje, parajs hostiles y bestias feroces cuya única finalidad era que el héroe de turno demostrarse lo varonil que era derribándolos de un tiro.
Sin embargo, en estas últimas décadas, aunque sigan existiendo películas más vinculadas al género de aventuras, la tónica general ha cambiado. Ahora, África tiene un significado diferente. Ya no evoca riquezas, sino pobreza, hambre y sufrimiento sin fin. El antiguo colonialismo ha sido sustituido por un nuevo orden en el que ahora los nativos del continente se matan entre ellos para definir quien tendrá el privilegio de recibir los exiguos beneficios que europeos y americanos pagan por sus multiples fuentes de recursos: marfil, maderas, piedras preciosas. Y el cine ha tratado de mostrar la cruda realidad que se vive allí, con ejemplos como “Hotel Rwanda”, “El último rey de Escocia” y la película que nos ocupa, “Diamante de sangre”, quizá la más conocida de estas tres.
Estos filmes tienen en común que han retratado los conflictos que desde la época de la descolonización los habitantes del continente han sufrido sin descanso. “Hotel Rwanda” estaba ambientada en la sangrienta y tristemente famosa guerra civil de Ruanda. La segunda, la tiranía del líder de Uganda Idi Amin. Y esta, “Diamante de sangre”, el conflicto interno de Sierra Leona, una guerra muy reciente que no finalizó hasta hace menos de una década. Pero es que además, la obra de Edward Zwick tienen el valor añadido de que no se limita a relatar las vicisitudes del pueblo sierraleonés; también muestra otras dos realidades muy presentes en la región y que han supuesto algunas de la principales preocupaciones de los grupos humanitarios que operan allí. Por un lado, como los africanos son explotados por sus propios paisanos para recolectar los frutos de la tierra que luego irán destinados a los blancos, quienes son los auténticos instigadores de la miseria que se vive en el continente. Por otro, se hace mucho incapié en los niños soldados, otro tema muy inquietante y que en “Diamante de sangre” se nos muestra de una forma que inquietará a más de uno.
En cuanto al filme en sí, la impresión que deja es muy positiva. Por varias razones, como su capacidad para hacer referencia a tres temas preocupantes (la guerra, el expolio por parte de los extranjeros y los niños soldado). Es cierto que la película al final se hace larga (yo recortaría unos veinte minutos), pero entretiene, no de la forma en que entretienen otras películas, sino que lo hace apelando emocionalmente al espectador, haciendo que se conmueva con lo que se vive en ese país. Tiene una más que aceptable fotografía. Las interpretaciones del trío protagonista (DiCaprio-Hounsou-Connelly), notable. A mi me gustó en especial la del beninés, un actor al que empezamos a ver en “Gladiator” y que en “Diamante de sangre” hace su sin ninguna duda mejor trabajo hasta la fecha (no en vano fue nominado al Óscar).
Mad Joker
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9
22 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar, dos aclaraciones: NO, no he leído los libros, y NO, no he visto las películas suecas, aunque tengo intención de hacer ambas cosas. Por lo tanto, mi querido lector, NO voy a entrar en comparaciones y voy a limitarme a hablar de la versión realizada por David Fincher en 2011. Y nada más que eso. Ahora, procedamos.
Tengo que reconocer que antes de ver la película tenía yo cierta incertidumbre acerca de lo que iba a encontrarme. Bueno, sabía que estaba basada en una de las muchas novelas negras que en los últimos años nos están llegando de los países nórdicos como si fueran bombones suizos. Sabía también que esta en concreto era una de las más famosas de todas ellas. Es difícil que va con cierta frecuencia a lugares donde se vendan libros no lo haya visto ni hay oído hablar de él. También sabía de la existencia de una trilogía anterior, de producción sueca, protagonizado por Michel Nyqvist y Noomi Rapace (esta última ya se está empezando a hacer un nombre en Hollywood).
Por otro lado, también estaban las referencias concretas a este filme: el director, David Fincher, el creador de grandes películas como La Red Social o El Curioso Caso de Benjamin Button; un reparto con un respetable número de caras conocidas en producciones de relumbrón, liderados por “James Bond” Daniel Craig, Rooney Mara, el oscarizado (como se nota que queda poco para los premios) Christopher Plummer o Stellan Skarsgard.
La impresión que me queda después de haberla visto es que, como mínimo, ha superado las expectativas que tenía puestas en esta película. Y las ha superado con creces. Es cierto que no son muchas las películas que me parecen realmente malas, vomitivas si preferís, de esas que no quieres volver a verlas aunque te paguen. Y, precisamente por eso, por ese relativamente bajo nivel de exigencia que tengo, cuando una película me parece de verdad muy buena, lo noto con facilidad. Y Millenium, aunque no sea una gran obra maestra, es una gran película, con un montaje genial, una historia absorbente, interesante de principio a fin, hipnotizante, coherente, con grandes interpretaciones,…
Vuelvo a repetir, no puedo compararlo ni con el libro, ni con la trilogía sueca. Millenium no cae en ningún momento en la monotonía, es una película limpia, con un argumento que, a pesar de su complejidad, no permite al espectador perderse en ningún momento. Y esto, señoras y señores, es algo VITAL para cualquier película de misterio, y que, por desgracia, no siempre podemos ver. Además, apenas contiene escenas de acción, no se ensaña con las escenas morbosas ni intenta minimizarlas. Otro gran acierto. Las interpretaciones, como ya he mencionado, son por linea general, bastante buenas. Tenemos a un amplio número de actores de reparto con cierto caché, como Chistopher Plummer, Stellan Skarsgard (muy bien en las escenas finales), Robin Wrighto Joely Richardson. Pero (y aquí tenemos otro punto a favor de Fincher), el peso principal recae sobre la pareja protagonista. Cuidado, la pareja. No uno de los dos. Vale, sí, Daniel Craig no es la expresividad hecha persona, pero tampoco es Keanu Reeves. Es un actor sobrio, muy correcto en todas su interpretaciones, que fue muy injustamente criticado cuando fue designado como James Bond, pero que con el paso del tiempo se ha hecho un hueco por sus propios méritos entre los pesos pesados del cine mundial. Y también estoy de acuerdo en que la Lisbeth Salander construida por Rooney Mara es genial, fantástico, espectacular y todos los demás adjetivos que les queráis poner. Hace suyo el personaje, se convierto en él. Si, todo esto es completamente cierto. Pero es que, Millenium es ambos, son ellos dos los que hacen funcionar toda la maquinaria del filme. Un punto claro es que, aunque ambos personajes no se encuentran hasta la mitad de la película, hasta entonces el protagonismo está compartido prácticamente al 50% (aquí es cuando entra en juego el gran montaje de Fincher, intercambiando las historias de ambos constantemente hasta que se conocen). Era una trampa fácil darle más protagonismo a la gran estrella de la película, que en este caso era Daniel Craig, pero Fincher, de forma muy inteligente, no lo ha hecho, y ha optado por crear una historia para ellos dos.
Atención también a los espectaculares títulos de créditos iniciales, que en cierto modo recuerda a los que estamos acostumbrados a ver en el inicio de las películas de James Bond y que sorprenderán a más de uno.
Mi puntuación: por todos los puntos a favor y aciertos que tiene, y porque me gustó muchísimo, le pondría un sobresaliente.
Mad Joker
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7
5 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir, antes que nada y para ser totalmente sincero, que hasta el momento en que comenzó la película, estaba temiendo que esta tercera entrega del Hombre de Hierro, fuese más de lo mismo. Mucho Robert Downey, mucha acción espectacular, efectos especiales a mansalva. Pues no ha sido así (no del todo, evidentemente acción hay, sobre todo en su tercio final), por fortuna, y la impresión final que me ha dejado ha sido muy muy positiva. Es mejor que las dos anteriores entregas de Iron Man (no se hasta que punto el cambio de director ha sido fundamental en este cambio), y, aunque a muchos les suene a herejía, me ha gustado incluso más que Los Vengadores.
¿Y eso por qué? Muy sencillo. Iron Man 3 es más Tony Stark que nunca. Mientras que en los otros tres filmes se limitaban a llenarnos los ojos con escenas del héroe salvando el mundo (o más bien a EE.UU.) o haciendo gala de su particular carácter, en esta entrega el Tony Stark que aparece en pantalla es un ser humano más, una persona con debilidades y problemas que le quitan el sueño. Eso sí, lo que no ha perdido es ese tono guasón y eternamente irónico que ha hecho de él (y de Robert Downey) un icono del cine moderno más popular. Aparte de todo esto, Shane Black le ha dado a la película, y esto es visible sobre todo en su primera mitad, un tono más oscuro (tampoco demasiado, no vayáis a creeros que esto es El Caballero Oscuro), que termina favoreciendo el resultado final.
Otro punto interesante, es la adaptación de los cómics. Los guionistas han optado por tomar partes esencialmente de dos títulos (ahora mismo no recuerdo los nombres) que tienen bastantes similitudes en el argumento, pero que están conectadas por el Extremis, una sustancia que potencia hasta límites inhumanos las capacidades físicas y regenerativas de las personas. Personalmente, no he leído muchos cómics de superhéroes, pero precisamente estos dos los conozco, y, aunque he leído que a muchas personas no les ha gustado la adaptación, a mi me ha parecido más que convincente, tomando lo más interesantes de ambos números y creando un conglomerado sólido e interesante.
Hablando ahora de los personajes y las interpretaciones, Robert Downey, aquí de nuevo el protagonista indiscutible, se come una vez más a su personaje. Se nota que se siente a las anchas en el papel de Iron Man/Tony Stark. Si finalmente el neoyorquino abandona el papel y Marvel decide buscar un sustituto, este va a tener el listón altísimo. Gwyneth Paltrow goza de más protagonismo como Pepper Potts que nunca. No tanto por contar más minutos en pantalla (en realidad en este aspecto no hay muchas diferencia con respecto a las anteriores películas), sino por la importancia, vital, que su personaje tiene en el desarrollo de la trama, sobre todo en la batalla final. Don Cheadle no tiene demasiados cambios. A Rebecca Hall, en el papel de Maya Hansen (un personaje que en los números del cómic que se han adaptado es esencial), da la impresión de haber sido poco aprovechada, pero bueno, no se puede tener todo.
Iron Man 3 es, en definitiva, una de las mejores adaptaciones cinematográficas de Marvel y, por qué no, una de las mejores películas del año. Que pase el siguiente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mad Joker
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5
14 de marzo de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Señoras y señores, no me cansaré de repetirlo: cuando veáis una película (y con más motivo si vais a verla en el cine, sobre todo porque las entradas no están precisamente baratas), hay que tener bien claro qué se espera ver del filme en cuestión. Por ejemplo, escenas de tiroteos y persecuciones si es una película de acción o un generoso surtido de sustos si es de terror. El motivo por el que digo esto es muy sencillo. Cuando comenzaron a saberse los detalles de esta película, “Hansel y Gretel: cazadores de brujas”, de forma muy previsible la crítica internacional expresó su contrariedad ante una película de estas características, es decir, una versión cañera y bastante bestia de un cuento tradicional. Del mismo modo, las primeras crítica que se publicaron masacraron sin ninguna piedad el filme de Tommy Wirkola, alegando infinidad de razones como lo estúpido de su argumento, su malísimo guión y su nula seriedad. Ahora, yo pregunto: queridos críticos, ¿qué esperaban ver? ¿Una historia profunda? Por favor…
Mi pretensión en este artículo no es ensalzar las virtudes de “Hansel y Gretel…”, no. De hecho, comparto las razones que he expuesto con anterioridad. Tanto la historia en sí como el guión son, por decirlo de una manera suave, ridículos. Cierto que el argumento es muy simple, no tiene apenas profundidad; que algunos diálogos dan vergüenza ajena; que muchos de los “cambios” que se han introducido con respecto al cuento original son ridículos,… De acuerdo.
Pero no se le puede pedir peras al olmo. “Hansel y Gretel” es nada más que una película de evasión pura, y no tiene ninguna otra pretensión. Yo, personalmente, a pesar de que el guión fuese malo con ganas, me lo pasé como un crío viendo la película. Porque Tommy Wirkola (aquel director noruego que hace unos años hizo esa otra barbaridad titulada “Zombis nazis) ha creado un filme entretenido, con un buen número de momentos que hacen reír, con una ración doble de sangre y vísceras y, en definitiva con una historia perfecta para verla un domingo por la tarde en la que no se tiene otra pretensión de pasar un rato divertido. Es 100% disfrutable.
Wirkola acierta por completo al no caer en una trampa común en filmes de este calibre: darle una seriedad que, por cuestiones obvias, “Hansel y Gretel” no tiene de ninguna manera. Es decir, tiene algo que he recalcado bastante a menudo en anteriores críticas: coherencia. Y, además, el hecho de que su duración sea mínima (no llega a la hora y media de metraje) también le favorece. Sobre todo porque apenas se le puede sacar más jugo a una película de estas características. Aunque confieso que a mi se me pasó el tiempo volando mientras la veía.
En cuanto a los ‘cazadores’, Jeremy Renner y Gemma Arterton, diría que siguen el ejemplo del director noruego. No se toman del todo en serio sus personajes pero consiguen ser medianamente creíbles. No se si es impresión mía, pero el trabajo de ella, de la británica, me ha parecido más convincente que el de Jeremy Renner, quien en algunos momentos del filme me ha dado la impresión de no estar metido en su papel. También hay que reconocer que la villana de Famke Janssen cumple con su objetivo. Los demás personajes, o quedan ridículos (un troll llamado Edward) o están para adornar.
Mad Joker
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