Tengo un dilema. Cuando uno ha visto una película que se merece un uno, lo sabe con seguridad. Falla el guión, fallan los efectos especiales, fallan los actores, falla la banda sonora, y todo falla de manera tan estrepitosa que no queda sino llevarse las manos a la cabeza y agachar la cara de vergüenza. Esta película debería ser así. Y digo "debería", porque para mí se merece tanto un 1 como un 10. Esta película es "una de esas".

Sí, señores. Estamos ante una de esas obras de culto que, a base de hacerlo todo mal, rematadamente mal, y tomarse en serio, resulta incomparablemente divertida. No hay segundo de aburrimiento, no hay vergüenza ajena que haga apagar el televisor. Sólo hay carcajadas, una tras otra, pues de cada fallo que se sucede en esta película se puede sacar diversión pura y dura.

Estamos, y no me avergüenzo a decirlo, ante esa mierda que, por serlo a tantísimos niveles, se convierte en obra maestra atemporal, que invita a revisionarla una y otra vez con amigos y no parar de reír en cada escena.

No se fíen de mi nota, porque como empecé diciendo, tengo un dilema. No sé si esta película se merece un 1 o un 10 pero, aunque le ponga un 1, es una obra de 1 que todo el mundo debería ver, y disfrutar de su cutrez, pues nunca encontrarán una mala película tan buena.