Con Batman Begins asistimos a la versión definitiva sobre los orígenes de Batman, como nunca antes se había visto en el cine. Una película respetuosa con el cómic, pero más adulta, más realista y muchísimos mejor resuelta que las anteriores versiones realizadas por Tim Burton (el primero que se me viene a la cabeza).
Christian Bale es sin dudas el mejor Wayne y el mejor Batman tanto física como psicológicamente. Te lo crees mucho más que los anteriores y tiene un carisma tremendo para defender la película él solo, al igual que Michael Caine como Alfred.
El guión es más que sobresaliente, muy entretenido y apasionante, el cual tiene incluso algún que otro giro brillante e inteligente. Puede que le falta más soltura en la acción y puede que tampoco sea una película perfecta, pero sin dudas es un ejercicio genial y actualizado sobre el famoso superhéroe que no pasará de moda y que seguramente quede como su película definitiva, eclipsando por fin a la ya anticuada e infantil versión famosa de Burton.

La secuela no llega al exquisito nivel de la primera de Craig, pero sí que sigue fielmente su buen camino al presentarnos a un hombre real bajo ese esmóquin y esa presencia presuntamente impenetrable y en argumentos más terrenales y creíbles. Tampoco es excesivamente mala. Va muy rápida y no puedes distraerte si no quieres perderte en la trama, pero el que no se paren a explicar o a desarrollar exhaustivamente los personajes no es tampoco para suspenderla a mansalva. Va a lo que va: a la venganza y a la acción parda. Y eso es lo que da. No engaña a nadie. También tiene una suerte enorme de contar con el mejor Bond: Daniel Craig. Creo que aquí realmente se demuestra que es el mejor de todos, pues él sólo sujeta toda la película y la ensalza por encima de muchas otras de la saga.
Como decía, tanto Craig como la acción son lo mejor de la misma. Aquí el villano está un tanto descuidado, pero lo suficientemente presentado como para tenerle ganas. La banda sonora es atronadora, en el mismo sentido del espectáculo.
Sin más, una notable secuela de la anterior y otra insólita película de James Bond, como nunca lo habíamos visto.

Coincido abiertamente con todos aquellos que (antes del inminente estreno de la prometedora Skyfall) han afirmado que esta es la mejor película de James Bond de todos los tiempos hasta ahora y coincido con aquellos que (a mi gusto, creo que ya eternamente, ya que ha dejado el listón inalcanzable) Daniel Craig es el mejor de los mejores que ha interpretado al agente.
Y es que esta historia se deja de gadgets y de historietas de esas (aunque era divertidos y favorecían al personaje) y se centra en devolvernos los pies a la tierra y presentar una amenaza real y creíble a la que un Bond real y creíble debe enfrentarse.
Si además de ser una historia buena perfectamente contada la metes la mejor chica Bond de los últimos tiempos (Eva Green) y un malo con muchísimo carisma (Le Chiffre, quién lo interpreta Mads Mikkelsen) obtenemos una renovación total del personaje, una nueva saga de películas y un listón de calidad competente y dispuesto a satisfacer al gran público, como ha hecho conmigo.

Desde la secuencia de apertura en adelante, lo que he puesto de título a mi crítica es el sentimiento que acompaña al espectador sobre la película. Una vez pasado el tema principal, la película no levanta cabeza. Se la percibe rutinaria, predecible, repetitiva y algo forzada en las referencias a las anteriores películas.
Es decente, pero no genial. Es espectacular a ratos y carente de acción en bastantes más. Entretiene, pero no apasiona. Intentan volver con una historia de amor a lo Casino Royale pero partiendo de una base no muy buena (el cliché de la hija de un villano, etc.) y que apenas tiene historia por el medio, presentándolo todo muy forzado con calzador en la historia, a la media hora te da igual lo que ocurra entre ellos. A Bond tampoco parece importarle en unos momentos.
Esta vez, la película no tiene defensa aún si la aportamos como porción independiente y no como un todo. Siempre le falta algo para ser genial y podría ser mucho mejor y más vibrante en varios momentos de la historia. Hará las delicias de quienes vayan a ver un espectáculo con un poco de chicha, pero este Bond no te dará ganas tantas de ver el siguiente como las anteriores sí lo hicieron.

Este último Batman de Christopher Nolan es una buena película, que nadie lo dude. Entretenida, por momentos apasionante, fiel a sus entregas previas y con un final muy bueno. Pero se nota que esta vez no había tanta tela para cortar como antes, o al menos no ha sido cortada por el mismo tipo de tijeras.
Esta película es muy desigual, por momentos interesante, por otros rutinaria. Hay momentos que parecen fuera del universo de Batman, en cambio hay otros que te hacen vibrar y mantener la respiración. Sus personajes también bailan por ese camino. Son personajes con algunas incongruencias, más preocupados por la acción que por su desarrollo (quitando a Bruce Wayne, al menos muy respetable aunque en una situación muy delicada). Un ejemplo de ello es el personaje de Bane interpretado por Tom Hardy. La interpretación es brutal, pero el desarrollo de ese personaje es sin dudas decepcionante (ni qué decir de Marion Cotillard, demasiado secundaria y añadida por encargo a la trama, o un Gary Oldaman bastante desaprovechado). Aunque es Michael Caine quien se lleva la palma con un Alfred muy bueno, pero que aparece y de pronto desaparece sin más. También el argumento, pese a estar en construcción del clímax constante, tiene sus subidas y bajadas. No posee un ritmo tan controlado como sus dos anteriores entregas.
La acción la sentí mucho más espectacular y vibrante en la anterior. Quizá sea por el uso intensificado de las cámaras IMAX (que hacen que esté más quieta y estática de lo habitual), pero aquí la acción está un peldaño por debajo. Es mejor que Begins, pero no supera las cotas tan altas esperadas.
Incluso la banda sonora de Hans Zimmer es potente, pero repetitiva.

Este final de Batman necesitaba un mayor enfoque para algunos de sus personajes, un destino infinitamente mejor para uno de ellos y un argumento más sólido y un poco más amenazador y vibrante del que tiene. Pero compensa sus decepciones con aciertos importantes como el saber acabar la historia, el personaje de Wayne/Batman y su épico desarrollo, su entretenimiento indudable y la emoción que causa en varios momentos. Y sigue siendo mucho mejor que las versiones anteriores del personaje, actualizada y mejor rodada.