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Drama
Macbeth, valeroso general escocés, recibe la visita de tres brujas que le profetizan que un día será rey. Aprovechando que el rey Duncan se aloja en su casa, y espoleado por su esposa, Macbeth lo asesina y es proclamado rey de Escocia. Sin embargo, para mantenerse en el trono, se verá obligado a seguir cometiendo más crímenes; mientras tanto, su esposa, abrumada por los remordimientos, se derrumba. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2010
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como en “Trono de sangre” (A. Kurosawa, 1957), Polanski abre la película con los antecedentes descritos (a través del diálogo) por Shakespeare. Macbeth (Jon Finch) y Banquo (Martín Shaw), derrotan al ejército del rebelde Macdonwald (en la película nipona, nos enteramos de los avatares de la guerra mediante los mensajeros que recibe el Señor sin que salga escena alguna de la batalla). Polanski lo que hace es ocultarla tras una capa de niebla mientras salen los títulos de crédito. Cuando estos terminan, la niebla desaparece y quedan los despojos de la batalla. Un recurso igual de efectivo que el usado por Kurosawa para contar sin mostrar.
Antes, tres brujas entierran en la playa escocesa un trozo de cuerda con un dogal de verdugo y un brazo asiendo un puñal. En esta versión habrá una mayor importancia a la nigromancia. Aunque las brujas de Shakespeare son reales en cuanto a que al contrario que otras apariciones como el espectro de Banquo forman parte de la mente de los personajes, no dejan de ser una forma de subconsciente humano que desencadena la tragedia. Shakespeare usó a seres divinos o malignos para conseguir rasgar el alma humana. Polanski comete a mi juicio, el primer fallo al darle una mayor parte activa en la historia a dichos seres. Al exponerlos más, elimina esa posible dualidad que Shakespeare pretendía. Es en el segundo encuentro que Macbeth tiene con las brujas, donde más podemos apreciar la existencia real de la magia (la escena del puchero de colas de ratón y lomos de serpiente) evitando las posibles alegorías que adquieren dichos personajes. De hecho, el la obra, el propio Banquo llega a preguntarse tras el encuentro si eran o no reales:
¿Mas se hallaban
en verdad esas formas en el yermo,
o la infausta raíz hemos gustado
que aduerme la razón en el cerebro?
Por contra, en esta versión Polanski no son pocos los momentos en que peca de obvio. De nuevo Banquo tras el encuentro con las brujas dice:
“Frecuentemente,para atraernos a nuestra perdición, los agentes de las tinieblas nos profetizan verdades. Nos seducen con inocentes bagatelas para arrastrarnos a las consecuencias más terribles”
Si ya comenté que Jeanette Nolan no es una buena Lady Macbeth en la versión de Welles (más por culpa del propio Welles que de ella), peor es la interpretación en el mismo papel de Francesca Annis para esta versión. Pero es que, en esta versión, ni el propio Macbeth está a la altura de los antecedentes. Sólo Martín Shaw (Banquo), hace una interpretación meritoria de la obra.
La versión de Polanski no tiene ni de lejos, la intensidad que tienen las versiones de Welles y Kurosawa pero es la versión más oscura y sangrienta. Recordemos que “La tragedia de Macbeth” es de hecho, una de las obras más violentas y sanguinarias de Shakespeare. “Macbeth” es la película que Roman Polanski hizo después de que Charles Manson asesinara a la mujer embarazada del realizador.
(Abrónchense los cinturones porque esto contininúa)
Antes, tres brujas entierran en la playa escocesa un trozo de cuerda con un dogal de verdugo y un brazo asiendo un puñal. En esta versión habrá una mayor importancia a la nigromancia. Aunque las brujas de Shakespeare son reales en cuanto a que al contrario que otras apariciones como el espectro de Banquo forman parte de la mente de los personajes, no dejan de ser una forma de subconsciente humano que desencadena la tragedia. Shakespeare usó a seres divinos o malignos para conseguir rasgar el alma humana. Polanski comete a mi juicio, el primer fallo al darle una mayor parte activa en la historia a dichos seres. Al exponerlos más, elimina esa posible dualidad que Shakespeare pretendía. Es en el segundo encuentro que Macbeth tiene con las brujas, donde más podemos apreciar la existencia real de la magia (la escena del puchero de colas de ratón y lomos de serpiente) evitando las posibles alegorías que adquieren dichos personajes. De hecho, el la obra, el propio Banquo llega a preguntarse tras el encuentro si eran o no reales:
¿Mas se hallaban
en verdad esas formas en el yermo,
o la infausta raíz hemos gustado
que aduerme la razón en el cerebro?
Por contra, en esta versión Polanski no son pocos los momentos en que peca de obvio. De nuevo Banquo tras el encuentro con las brujas dice:
“Frecuentemente,para atraernos a nuestra perdición, los agentes de las tinieblas nos profetizan verdades. Nos seducen con inocentes bagatelas para arrastrarnos a las consecuencias más terribles”
Si ya comenté que Jeanette Nolan no es una buena Lady Macbeth en la versión de Welles (más por culpa del propio Welles que de ella), peor es la interpretación en el mismo papel de Francesca Annis para esta versión. Pero es que, en esta versión, ni el propio Macbeth está a la altura de los antecedentes. Sólo Martín Shaw (Banquo), hace una interpretación meritoria de la obra.
La versión de Polanski no tiene ni de lejos, la intensidad que tienen las versiones de Welles y Kurosawa pero es la versión más oscura y sangrienta. Recordemos que “La tragedia de Macbeth” es de hecho, una de las obras más violentas y sanguinarias de Shakespeare. “Macbeth” es la película que Roman Polanski hizo después de que Charles Manson asesinara a la mujer embarazada del realizador.
(Abrónchense los cinturones porque esto contininúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Podemos decir que Macbeth y Roman Polanski se buscaban y encontraron en este proyecto, y parte del infierno que debió pasar el polaco quedó grabado en la escena en que son asesinados la mujer e hijos de Macduff. El propio regicidio, que no está presente ni en la obra de Shakespeare, Polanski lo muestra sin pudor y una vez más, lo explicito estropea el resultado puesto que tira por la borda las dudas sobre la realización del asesinato que acompañan a la propia mujer de Macbeth.
Diremos pues, que este “Macbeth” tiene mucho de las pesadillas del propio director. Su sello, de locura y violencia inherente, impregna la película pero más allá de una correcta realización y unos exteriores (galeses) perfectamente sincronizados con la obra, la adaptación aporta más bien poco y malo. Hasta que llegamos a su tramo final.
Ya la última batalla está rodada con bastante pulso y gran verosimilitud pero una vez terminada y colgada del asta mayor la cabeza del tirano, Polanski nos guarda una sorpresa cuando Shakespeare ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Casi escondido, el director deja para el último minuto su propio testamento, su pincelada autoral que a mi juicio consigue elevar esta versión muy por encima de donde un minuto antes estaba situándose.
¡Aviso a grumetes de aguas turbulentas: empieza el spolier!
Tras la decapitación de Macbeth y la proclamación de Malcolm como nuevo rey de Escocia, su hermano Donalbain busca guarecerse de la lluvia en el mismo lugar en que Macbeth y Banquo escucharon las profecías de las brujas. Y un fundido en negro. El último. La nueva oportunidad para que el mal siga su camino, la estructura circular de que la historia puede repetirse, de que volveremos a caer en la misma piedra porque la ambición y la avaricia son propias de la condición humana.
Diremos pues, que este “Macbeth” tiene mucho de las pesadillas del propio director. Su sello, de locura y violencia inherente, impregna la película pero más allá de una correcta realización y unos exteriores (galeses) perfectamente sincronizados con la obra, la adaptación aporta más bien poco y malo. Hasta que llegamos a su tramo final.
Ya la última batalla está rodada con bastante pulso y gran verosimilitud pero una vez terminada y colgada del asta mayor la cabeza del tirano, Polanski nos guarda una sorpresa cuando Shakespeare ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Casi escondido, el director deja para el último minuto su propio testamento, su pincelada autoral que a mi juicio consigue elevar esta versión muy por encima de donde un minuto antes estaba situándose.
¡Aviso a grumetes de aguas turbulentas: empieza el spolier!
Tras la decapitación de Macbeth y la proclamación de Malcolm como nuevo rey de Escocia, su hermano Donalbain busca guarecerse de la lluvia en el mismo lugar en que Macbeth y Banquo escucharon las profecías de las brujas. Y un fundido en negro. El último. La nueva oportunidad para que el mal siga su camino, la estructura circular de que la historia puede repetirse, de que volveremos a caer en la misma piedra porque la ambición y la avaricia son propias de la condición humana.