Película del gran director François Ozon, que trata sobre el primer amor, el despertar sexual adolescente y la muerte.

Con unas actuaciones protagonistas buenas, mejor para mi gusto la de Félix Lefebvre sobre la de Benjamin Voisin, en parte por que el peso de la historia en si del guión, de como es contado y vivido recae sobre el personaje de Alex (Alexis) más que sobre el de David.

También de ahí que ambos personajes vean y sientan las cosas de manera diferente sobre el amor y la muerte, una película que en cuanto empieza ya nos advierte de un hecho y que poco a poco vas viviendo la historia por medio de flashbacks.

La película gana más cuando se habla y están los dos personajes centrales que cuando entran a escena los personajes secundarios y una historia policial, sin sentido, que no terminan por aportar gran cosa a la película ni a la historia.

Es necesario entender la película desde el punto de vista de la adolescencia, de manera irracional, despreocupado y sin limites, donde aparece el sentimiento amor y arrasa con todo de manera diferente.

El engranaje de la historia nos traslada a las personas que ya hemos pasado esa etapa en nuestras vidas y que sin duda nos marcaran y estarán ahí presentes a lo largo de nuestra existencia, en algunas ocasiones como algo bonito que guardas y das a conocer a los demás y en otras muchas como algo amargo y con mal sabor de boca que querrás olvidar y que en parte te ayuda a seguir tu camino y aprender sobre ese primer sentimiento y descubrir sexual.

El objetivo de la película esta conseguido y en gran parte debido a sus actores principales, que en realidad es de quien trata la historia, de una dirección buena y de una fotografía y banda sonora ochentera fantástica.

Recomendable como muchas de las obras de este director, que es sin duda un claro referente francés en cuanto a dirección de buenas películas y de calidad.