El gran problema de Brothers es que es una película capaz de, inicialmente, crear muchas expectativas. Dejando a un lado un reparto en el que encontramos la creme de la creme del joven Hollywood, Brothers está basada en una historia de eficacia probada, que cuenta a su vez un drama humano y familiar mezclado con una de las grandes mentiras de nuestro tiempo (la Guerra de Afganistán), y dirigida por un cineasta que ya ha gritado con furia en películas tan potentes socialmente hablando como Mi pie Izquierdo, En el Nombre del Padre o The boxer.

Pero una vez vista, Brothers extrañamente floja, incluso blanda. Ni mucho menos es una mala película, pero dado el material y los implicados en ella, uno esperaría más potencia, más dramatismo, más desgarro emocional... factores que aparecen sólo esporádicamente, en secuencias como la que tiene lugar en el desierto o en el conflicto final de los hermanos.

En su lugar, se apuesta por un realismo total, incapaz de apartarse por completo de la rutina y la naturalidad más aplastante. Un recurso respetable pero que hace que el mensaje tan duro de la cinta (la guerra como causa de enfermedades mentales incurables) no tenga toda la potencia que podría tener.

Desde luego, Brothers está lejos del desastre sin precedentes de otro remake posterior de Jim Sheridan (Detrás de las paredes... que devenir tan extraño para su carrera), y eso es porque la historia, pese a estar enfocada de esa manera, sigue siendo interesante, y porque su reparto hace un buen trabajo en general. Aunque Natalie Portman no es la actriz más adecuada para este papel (su aspecto físico, su edad, nunca acompañan al personaje), hace un esfuerzo por acercarse a él. Jake Gyllenhaal demuestra de nuevo la fuerza que tiene como intérprete dramático, y el carisma para cargar con cualquier personaje. Y Tobey Maguire, capaz de lo mejor (Las Normas de la Casa de la Sidra, Seabiscuit) y de lo peor (Spiderman 3, El Buen Alemán), hace una composición espectacular, comprometida y tensa, convirtiéndose, al tener el papel más definido de todos, en lo mejor y más destacable de una película, en general, fallida.