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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Intriga. Thriller Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds), contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. El teléfono podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo: sólo dispone de 90 minutos para ser rescatado ... [+]
8 de febrero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigue ocurriendo -más habitualmente de lo deseable- que un realizador español con talento tiene que salir de este país para poder arriesgarse a contar una historia que se aleje de los patrones sociales y estilísticos tan arraigados (y repetitivos) de nuestro cine. Rodrigo Cortés es el nuevo ejemplo de ello, ofreciendo con Enterrado una historia inusual en el panorama cinematográfico español (y reconozcámoslo también, del cine contemporáneo en general).

Después de la muy interesante Concursante, Cortés ofrece en este filme uno de los ejercicios de estilo más originales del séptimo arte. En efecto, la primera palabra que viene a la mente al saber su historia es arriesgado. Pero una vez vista, el filme no sólo se queda en lo inusual de la propuesta, sino que cala mucho más profundo, en los rincones más inhóspitos de la mente humana cuando esta se encuentra en tan extrema soledad.

Es evidente que Enterrado es magnífica. Ser capaz de realizar una película de acción que no deja un segundo de respiro al espectador y cuyo escenario es una caja con un hombre dentro, y resultar apasionante sin ninguna duda, es todo un logro. El uso de la cámara, de la iluminación, del montaje... revelan la infinita imaginación del realizador y a su vez provocan una serie de sensaciones únicas en cada espectador, ayudados, como no, por un actor en estado de gracia, Ryan Reynolds, que nunca había podido demostrar su calidad y que aquí se lanza a una catarata de emociones sin pudor alguno, a un sufrimiento y una agonía que hace que todos nos convirtamos en él.

Pero además de todo esto, el propio guión de Enterrado es todo un prodigio de humanidad y hondura, a la vez que un desolador estudio sobre el hombre frente a la nada, sobre la claustrofóbica sensación de la soledad más absoluta, y no sólo por encontrarte en un ataúd bajo tierra, sino por la maldad inherente de todos los que conectan con nuestro protagonista: no se sabe qué da más pavor, si el vengativo captor del protagonista o la legión de ayudas falsas, de manipulaciones y de hipocresías de una sociedad que no ayuda a sus víctimas, sino que disfraza a sus oponentes de villanos; un burocrático sistema social que entierra al individuo mucho más que bajo la tierra: que lo entierra en sus propios miedos y en la más absoluta pérdida.
jaly
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