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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus ... [+]
10 de julio de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace poco menos de medio siglo, un estrato social ha luchado por un lugar justo y natural en el mundo como si lo que pidiese fuese un privilegio y no un derecho humano. Las esferas del poder, retrógradas e hipócritas, han luchado por su parte por manchar el nombre y la dignidad de estos. Presente entre la raza humana desde que el mundo es mundo, pero denostado por las leyes y la sociedad como si de una plaga contagiosa se tratase.

Los homosexuales, por llegar a ser tratados, simplemente, como una parte más de la humanidad, han vivido represión, muerte, enfermedad, y vejación legal. La lucha comenzó en San Francisco, cuando un hombre anónimo entregó su vida a una carrera política por una causa justa y más allá del deseo personal. El trato de igual a igual entre homosexuales y heterosexuales, aún cuando a los primeros eran desviados, alejándolos de ámbitos públicos como escuelas y descritos por las esferas institucionales como peligrosos y desagradables insectos. Aquí se habla de esos primeros hechos, por lo que es una película necesaria, más aún por la ironía que supone el hecho de que cuando se estrenó, se imponía la Proposición 8 en California, que engloba la represión de los mismos derechos por los que lucharon, y consiguieron, las personas que protagonizan esta película.

Una triste pero esperanzadora visión de la lucha por la igualdad, llevada a cabo por un hombre, que vio un futuro distinto y luchó por él hasta que una bala atravesó por su cabeza. Van Sant ejerce de capitán de este proyecto y lo convierte en una de sus mejores películas, pues abandona lo pretencioso de muchas de sus otras obras y describe la guerra de ese hombre con humildad y sencillez, sin santificarlo al mostrar su deslavazada vida personal. Además hace gala de una ambientación perfecta y un uso de las cámaras que llevan de lleno a aquellos años.

En el reparto, hay algo de mitológico en algunas composiciones, de reactivar las vidas los personajes con una pasión merecedora de halagos, pero por desgracia hay algún error garrafal de casting. Por un lado encontramos a Luna, que nunca fue santo de mi devoción, desaprovechando de manera vergonzosa su rico personaje, haciendo del estereotipo un hábito y de lo insoportable una constante. Brolin se me queda corto, aunque su personaje es equívoco y confuso, la estrecha labor del actor no ayuda a comprenderlo. Pero el resto del equipo hace un trabajo tan extraordinario que merece la pena visionarlo. Hirsh se confirma tras la inolvidable Into the Wild, en un actor del futuro, por su extrema sensibilidad y juego con los personajes. Franco da su mejor interpretación, conmovedora y viva. Y Penn compone un mágico y eterno Harvey Milk, por la carga humana que lleva, porque viendo imágenes reales de Milk no se sabe quien es Penn y quien no, pues se transforma hasta un punto elegíaco, y lleva escrito en los ojos el poder conseguir ese mundo mejor que buscaba Milk, más justo, respetuoso, humano. Más real.
jaly
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