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Voto de Sinhué:
8
5 de junio de 2023
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es posible que los días merezcan ser vividos aunque solo sea para recordar, en los insoportables e infinitos inviernos neblinosos, aquella lejana mañana de luces coloreadas y oxígeno perfumado en la que, durante breves minutos, fuimos inocentes, dichosos e inmortales. Pero duele saber que nunca más volverán, o nunca serán ya tan intensos, aquellos fugaces relámpagos que la existencia nos regalaba, cuando éramos capaces de ahuyentar el miedo con un abrazo y una sonrisa.
Mia Hansen-Løve, es capaz de trasladarnos lo que muy posiblemente sean experiencias personales, con tan dolorosa claridad que se convierten también en nuestro problema, en nuestra asfixiante rutina, en la amenaza inminente de la vejez que, en las sociedades avanzadas, ha dejado de ser un ámbito de sabiduría para convertirse en una indisoluble cuestión, sin resolución aparente, en el tema de los cuidados. Hasta el punto de que la reflexión nos lleva hasta aquellas civilizaciones, más o menos antiguas, donde los ancianos aceptaban su destino de muerte inmediata, si ya no valían para el combate o para colaborar en la vida social.¿Eran más dignos aquellos finales, o los que reservamos para nuestros mayores y para nosotros mismos: los morideros administrados por fondos buitres?.
Un merecido monumento para Léa Seydoux y Pascal Greggory (padre e hija en la ficción).
Mia Hansen-Løve, es capaz de trasladarnos lo que muy posiblemente sean experiencias personales, con tan dolorosa claridad que se convierten también en nuestro problema, en nuestra asfixiante rutina, en la amenaza inminente de la vejez que, en las sociedades avanzadas, ha dejado de ser un ámbito de sabiduría para convertirse en una indisoluble cuestión, sin resolución aparente, en el tema de los cuidados. Hasta el punto de que la reflexión nos lleva hasta aquellas civilizaciones, más o menos antiguas, donde los ancianos aceptaban su destino de muerte inmediata, si ya no valían para el combate o para colaborar en la vida social.¿Eran más dignos aquellos finales, o los que reservamos para nuestros mayores y para nosotros mismos: los morideros administrados por fondos buitres?.
Un merecido monumento para Léa Seydoux y Pascal Greggory (padre e hija en la ficción).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La realizadora francesa, no se limita a hacer un sentido alegato sobre la impotencia del mundo rico ante la enfermedad y el retiro de nuestros seres queridos. También habla del renacer, de las segundas oportunidades, de la búsqueda de momentos únicos que nos traigan la certeza de que seguimos caminando...; y allá, en el horizonte, si no es un espejismo, parecen adivinarse unos amaneceres limpios y algunas tardes sedosas, al calor del amor.