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Voto de Sinhué:
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Drama
Ariadna (Laia Costa) descubre que su abuelo busca desde hace tiempo los restos de su padre, desaparecido en la Guerra Civil. Decidida a ayudarlo, viaja a Burgos, donde están exhumando una fosa común en la que podría estar enterrado. Durante su estancia allí, conocerá la historia de Antoni Benaiges (Enric Auquer), un joven maestro de Tarragona que antes de la guerra fue profesor de su abuelo. Mediante un innovador método pedagógico ... [+]
9 de febrero de 2024
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en que los maestros, profesores, catedráticos universitarios, se forjaron en un sistema educativo en el que la vocación era inherente con la profesión. Era más importante comunicar, querer a los alumnos y convertirlos en buenas personas (sociables, solidarios y librepensadores), que en eruditos sin alma. Hubo un tiempo en que los niños iban contentos al cole y tenían a sus educadores entre sus referencias futuras, y los recios vendavales que acompañan la vida no consiguieron borrar sus nombres que siguen pronunciándose con afecto.
Antoni Benaiges (Enric Auquer) fue uno de aquellos enseñantes, desenterrado del silencio, que prendió semillitas en los corazones de las inocentes criaturas de Bañuelos de Bureba (Burgos), hasta que llegaron (nunca se habían ido muy lejos) los del adoctrinamiento único y verdadero: caciques, iglesia, militares y falangistas.
El maestro catalán (¡encima!) bebía los aires de la Institución Libre de Enseñanza y seguía las técnicas de Célestin Freinet, pedagogo francés, que huía de los corsés educativos y gustaba de nadar en las pacíficas aguas del idealismo.
- ¡Solo faltaba!, ¡como si en España, una nación temerosa de Dios, tuviera que decirnos un franchute ateo cómo impartir las clases! -clamaron las familias de bien y sus guías espirituales-
Y entre discusiones varias estalló el verano de 1936, momento en que el bueno de Antoni había preparado una excursión para que los niños de la meseta castellana, los habitantes de las lomas y de las tierras del cereal salieran rumbo a Mont- Roig del Camp; allí les esperaba el Mediterráneo...
Antoni Benaiges (Enric Auquer) fue uno de aquellos enseñantes, desenterrado del silencio, que prendió semillitas en los corazones de las inocentes criaturas de Bañuelos de Bureba (Burgos), hasta que llegaron (nunca se habían ido muy lejos) los del adoctrinamiento único y verdadero: caciques, iglesia, militares y falangistas.
El maestro catalán (¡encima!) bebía los aires de la Institución Libre de Enseñanza y seguía las técnicas de Célestin Freinet, pedagogo francés, que huía de los corsés educativos y gustaba de nadar en las pacíficas aguas del idealismo.
- ¡Solo faltaba!, ¡como si en España, una nación temerosa de Dios, tuviera que decirnos un franchute ateo cómo impartir las clases! -clamaron las familias de bien y sus guías espirituales-
Y entre discusiones varias estalló el verano de 1936, momento en que el bueno de Antoni había preparado una excursión para que los niños de la meseta castellana, los habitantes de las lomas y de las tierras del cereal salieran rumbo a Mont- Roig del Camp; allí les esperaba el Mediterráneo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...Y luego pasó lo que pasó, lo que algunos justifican todavía, lo que estos mismos (o sus hijos y nietos) prefieren arrojar a un rincón polvoriento, lejos de la memoria.
Pero no es fácil sepultar la verdad, los recuerdos de unos tiempos de esperanza siguen aflorando, aunque las guerras y el miedo actúen como cierzo devastador. Porque, después de todo, como diría Bertolt Brecht: "Al final de la última hubo vencedores y vencidos. Entre los vencidos, el pueblo llano pasaba hambre. Entre los vencedores el pueblo llano la pasaba también.”
Pero no es fácil sepultar la verdad, los recuerdos de unos tiempos de esperanza siguen aflorando, aunque las guerras y el miedo actúen como cierzo devastador. Porque, después de todo, como diría Bertolt Brecht: "Al final de la última hubo vencedores y vencidos. Entre los vencidos, el pueblo llano pasaba hambre. Entre los vencedores el pueblo llano la pasaba también.”