"Más extraño que la ficción" resulta un filme agradable de ver, pero parte de la jugada de Zach Helm no funciona: el guión, pese a ahondar en momentos de absurdo charliekauffmaniano, resulta menos soprendente de lo esperado, más tópico de lo imaginado y mucho más corriente de lo que sus creador buscaba.

Y es que la idea de ese burócrata que oye una voz narrando su propia vida es un excelente punto de partida, pero la historia se desarrolla de manera irregular y el final peca de convencional.

Amén de no explicar detalles capitales de la trama. Por ejemplo: ¿cómo escribe Emma Thompson sobre Will Ferrel? ¿Acaso tiene poderes la autora? ¿Es Will Ferrel un personaje de ficción de carne y hueso?

Nada de esto se aclara.

Resulta más sencillo imponer la originalidad porque sí y no dar respuestas que buscar una explicación coherente, ¿verdad?

Por otro lado, el registro dramático de Will Ferrell es limitado.

Lo siento, muchacho. Aunque lo desees, no eres Jim Carrey.

Y Marc Foster tampoco es Spike Jonze.