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Voto de Marvin_Benson:
6
Drama En un pequeño pueblo de Castilla, en plena postguerra a mediados de los años cuarenta, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, ven un domingo la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña la visión del film le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas a su hermana mayor, que le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué importante es enfrentarse a determinadas películas en el momento adecuado. Hace muchos años cuando frecuentaba la filmoteca y empezaban mis escarceos con el cine de autor, tuve el impulso de sumergirme en determinadas filmografías. De ahí surgieron amores profundos y estables como Rohmer, Bergman, Melville… relaciones fugaces como Rosellini o Visconti, relaciones pasionales pero inestables como Haneke o Truffaut o infinidad de polvos insatisfactorios de una noche (Godard, Ozu, Jarmusch…y muchos otros). Quizás si en aquella época me hubiera atrevido con Erice, mi opinión de esta película estaría marcada por un montón de adjetivos hiperbólicos como los de otros usuarios.

Sin embargo, nos hacemos viejos. En mi caso, el peso de las manecillas del reloj y de la biología han supuesto un desarraigo (en algunos casos doloroso, no lo vamos a negar) de aquello que caracterizó ciertas etapas de mi vida. Ese “aquello” no es otra cosa que el hecho de intentar alcanzar el deleite a través del refinamiento intelectual. No sé cuando dejé de intentar esto, supongo que ha sido un proceso paulatino e inexorable. Ciertos productos artísticos que me llamaron la atención en su momento ahora me parecen insufribles, pedantes e impostados. Auténticos ejercicios de onanismo intelectual destinados al deleite de una selecta minoría, encantada de ser una “selecta minoría”.

Eso no quiere decir que sea inmune a un producto artístico inteligente y bien acabado y, por supuesto la película de Erice lo es. Así que soy capaz de apreciar ciertos aspectos hermosos en “El espíritu de la colmena”. Soy capaz de entender ciertas metáforas, de disfrutar de unas imágenes poéticas maravillosamente filmadas y de algunos detalles sutiles de relaciones humanas y de sentimientos profundos que desgraciadamente quedan solo sugeridos. También soy capaz de disfrutar de la prodigiosa actuación de Ana Torrent y del idealizado relato de la imaginación en la infancia.

Pero nada de todo esto que ocurre me llega a interesar de verdad, nada de todo esto me llega a conmover.

He leído con placer algunas críticas de otros usuarios que aportan ideas muy interesantes acerca de la esencia de esta película. Con algunos estoy de acuerdo y con otros no tanto, en cualquier caso, si lo que buscas en una película es escudriñar los mensajes ocultos, proyectar una interpretación ideológica o recrearte en la enésima revisión sobre la guerra civil y la posguerra, evidentemente, “El espíritu de la colmena” se presta a ello. Y si lo que buscas es un producto de “slow cinema” perfectamente filmado y fotografiado donde los silencios, las miradas, las simetrías y los planos fijos sean los auténticos protagonistas de la función, el deleite está asegurado.

En mi caso, yo ya no busco estas cosas, ni disfruto especialmente con ellas. Se me ha pasado el arroz y si me acerco a este tipo de películas es porque aún tengo curiosidad, aún conservo una micra de esperanza en alcanzar la emoción verdadera y auténtica en estas obras tan encumbradas.

No me ha pasado esto con “El espíritu de la colmena”, pero sigo sin tirar la toalla.
Marvin_Benson
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