Si hay un género en forma en los últimos tiempos en la cinematografía nacional es sin duda el thriller. Han logrado esta justa consideración producciones como las magníficas 'La isla mínima', 'Que Dios nos perdone' o 'Tarde para la ira', o las muy efectivas y entretenidas 'Contratiempo', 'El desconocido', 'Hogar', 'El hombre de las mil caras' o 'El reino', entre otras.

Ahora, vía Netflix (que visto lo visto se ha animado acertadamente a apostar por el thriller español), nos llega 'Bajocero', de Lluis Quílez, un realizador que debutó en el cine estadounidense -con una película que no he visto pero que está considerada muy mediocre- y que dirige ahora por vez primera un largometraje en España.

La premisa ya de por sí es atractiva: un furgón policial blindado debe trasladar a 6 presos a otra cárcel, y el cometido es asignado a dos policías, uno de los cuales protagoniza el siempre solvente Javier Gutiérrez. En plena noche, en un paisaje nevado y helador (esto siempre ayuda a redondear la buena factura visual de los buenos thrillers), se toparán con alguien que quieres dificultar la misión, por motivos desconocidos. Esto genera una intriga y tensión que Quílez sabe mantener durante todo el metraje.

El problema de la película, que lo tiene, pese a los valores señalados de realización y localizaciones (a los que se añaden la buena labor actoral del conjunto, destacando Luis Callejo -uno de los actores secundarios más destacados de España-, Patrick Criado o Andrés Gertrudix), es que peca en su guion de una serie de incoherencias, especialmente en su parte final y en el comportamiento de varios de sus personajes, que le restan puntos y contundencia. En todo caso, un buen y efectivo thriller, entretenido y bien elaborado desde el punto de vista visual.