Resolver un problema no consiste en quedarse sentado a esperar que se solucione sólo, sino que consiste en luchar para solucionarlo. Tampoco consiste en buscar el camino más fácil o el camino que escoge la mayoría, sino que consiste en buscar el camino adecuado independientemente de lo que opinen los demás. Finalmente, recalcar que si quieres resolver un problema tienes que confiar en ti mismo. Ronald Neame parte de esas premisas para sumergirnos en la lucha que tienen una serie de personas para escapar de un barco que se hunde. Entre ellas tenemos a un predicador en proceso de perder la fe en Dios pero con una gran fe en si mismo, a un policia malhumorado cuya continua negatividad pondrá en apuros al grupo, a un hombre que ante todas las desgracias que ha sufrido siempre encuentra el lado positivo a las cosas, a un matrimonio mayor que presiente como su sueño de ir a visitar a su nieto recien nacido se va a ver truncado, a una chica que tras perder a su hermano el mundo se le viene abajo, o a dos jóvenes hermanos cuyo comportamiento enorgullecería a cualquier padre.

Así vemos como la película sigue el mismo patrón que siguen muchas películas sobre expediciones a lo desconocido. Un líder que dirige al grupo hacia una incierta salida tratando de vencer los obstáculos propios de la empresa emprendida y los continuos boicots que le pone el anti-líder del grupo. Además vemos al típico personaje optimista, el personaje pesimista, y los personajes incapaces de salir del embrollo por su cuenta.

Sin tener en cuenta la extraordinaria y llena de energía interpretación de Gene Hackman, lo mejor de la pelicula es ver como cada uno de los personajes van reaccionando ante situaciones límite y comprobar como a pesar de saber por donde está la salida mucha gente es incapaz de tomarla en ese tipo de situaciones. Muchos factores influyen en eso, pero si hay uno que sobresale es el miedo. Además es interesante darse cuenta que mucha otra gente necesita seguir a un líder para reaccionar. La otra gran virtud de la película es ver como muchos de los efectos especiales del remake dirigido por Wolfgang Petersen no eran estrictamente necesarios. En ésta, hay menos saltos mortales pero situaciones más creíbles.

En cuanto a lo demás; decir que se juntaron varios ganadores de oscar lo que da como resultado muy buenas interpretaciones (especialmente la de Gene Hackman). También resulta interesante ver desde una mayor perspectiva temporal la evolución de un John Williams que ya empezaba a destacar y la de un Leslie Nielsen que en ésta interpretaba su último papel antes de pasarse a la comedia. La verdad es que ahora choca mucho ver a Leslie Nielsen haciendo un papel de tío serio.