No todo es lo que parece y no todo parece lo que es. Esta máxima la tuvo que tener en cuenta el señor Cohen a la hora de definir el guión de la película. Stu es un exitoso representante que consigue lo mejor para sus clientes; sin embargo, gran parte de su éxito esta construido en torno a una espiral de mentiras y engaños. Las cosas tampoco son muy diferentes en su vida privada; tiene una mujer que la mayoría de la población le gustaría tener, pero dia tras dia la engaña con otras mujeres. Todo eso cambie el dia que se cruza con un misterioso angel vengador que apuntándole con una mira telescópica le propone decir toda la verdad a cambio de conservar la vida.

En esta película nos cruzamos una vez más con el sanguinario personaje que en pos de salvar a la humanidad de nuestros excesos amorales decide amenazar nuestras vidas. En Seven nos sorprendió, en Saw nos dejó sin estómago, y en ésta nos dejó con la boca abierta. La diferencia con otras estriba en que mientras en otras el personaje en cuestión basa su carisma en los asesinatos que comete; en ésta, son sus inteligentes diálogos llenos de humor negro lo que nos llama la atención. No obstante, ese personaje no es lo mejor de la película. Lo mejor es sin duda la tensión que se crea alrededor del personaje de Stu y ver las reacciones de una persona cualquiera (con sus defectos eso si) cuando se la pone al límite. Además, los amantes del cine nos alegramos que de vez en cuando aparezcan películas en las que el bueno de turno no es mister perfecto y que a su vez podamos ponernos de parte del malo de turno.

A parte de destacar los diálogos entre los dos protagonistas y la tensión creada; tambén merece un reconocimiento su extraordinaria sencillez. Otro director hubiera intentado dar más explicaciones sobre el francotirador o hubiera alagado la película innecesariamente; Joel Shumacher ha sido capaz de dotarle de un aire de misticismo único a ese fracotirador y saber cuando dejar de filmar. Otros puntos a destacar son la extraordinaria interpretación de Colin Farrell y unas histriónicas prostitutas que proporcionan el toque de humor. La parte negativa la encontramos en aspectos irreales que se dan, una actitud policial demasiado estereotipada y la incomprensible reacción de la mujer.