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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
6
Terror. Comedia Después de conseguir escapar de Victor Crowley, Marybeth ya sabe la verdad sobre su maldición, y se dirige hacia el pantano embrujado de Nueva Orleans para buscar venganza para su familia y matarlo de una vez por todas. (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchísimo mejor película que su predecesora (Hatchet, Adam Green, 2006), que, a pesar de posee una fórmula idéntica, aludiendo, nuevamente, al género de explotación al que pertenece, el slasher, y la cantidad de continuaciones que se dirigieron en los ochenta de sus grandes éxitos, mejora considerablemente todos los aspectos que su precuela abordó de forma catastrófica, sobresaltando con diferencia la dirección de actores, sobresaltando la expansión del registro de Danielle Harris (Marybeth Dunson), una espléndida interpretación de Tony Todd (Reverendo Zombi) que recuerda a inequívocamente al personaje antagonista de la mejor (para mí) película de Wes Craven, uno de los grandes referentes del slasher: La serpiente y el Arco Iris (1988). También debo resaltar tanto a R. A. Mihailoff (Trent), Tom Holland (sí, el director del memorable slasher Muñeco diabólico, también de 1988, interpretando al viejo Bob). El argumento es bastante más interesante, así como el grupo que compone la centralidad de la trama, mostrándose más dinámico que el anterior y mostrando muertes más creativas e ingeniosas, tan grotescas como en ocasiones graciosas o sarcásticas, y empleando un estilo muy popular durante finales de los ochenta y principios de los noventa en lo que a gore se refiere, teniendo especial fijación en Peter Jackson y, particularmente, en Braindead (Tu madre se ha comido a mi perro) de 1992. La escenografía y fotografía presenta una amplia mejora, ya cobrando más sentido estructural el diseño del pantano en el que se desarrolla, y una fotografía recordatoria del estilo redneck que posee la cinta, con un grandioso trabajo de diseño en los créditos principales y una banda sonora que, si no es del todo acorde, imagino que es, de nuevo, para tributar, como lo hace durante toda la película, a las cintas de los 80 y la música metal que solía acompañarlas. Y qué decir de Kane Hodder (Thomas Crowley, Victor Crowley), manteniéndose en la línea y sabiendo transmitir bajo tanto maquillaje los sentimientos de la criatura, aún manteniendo las convicciones de esta, a través de gruñidos y miradas. A pesar de su factura, cumple con lo prometido ofreciendo una historia completa, y, sin duda, es un alegato del amor que siente Adam Green a este subgénero, y un tributazo a todas esas películas. (6.5).
Tiggy
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