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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
7
Comedia. Acción. Drama. Western Almería, desierto de Tabernas, año 2002. Texas Hollywood es un polvoriento poblado del Oeste donde hace ya décadas que no se ruedan películas. Allí malvive Julián (Sancho Gracia), un veterano especialista de cine que está de vuelta de todo. Con él trabajan otros marginados y nostálgicos sin remedio: Cheyen (Ángel de Andrés), el pistolero cobarde; Manuel (Manuel Tallafé), el doble temerario; Arrastrao (Enrique Martínez), el jinete sin ... [+]
4 de enero de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El grandísimo y sentido homenaje que hace Álex de la Iglesia, director adicto a lo fantástico, al wéstern con 800 balas se compone como un emotivo toque a degüello para el género que sembró, junto al bélico que también tiene cabida, el germen de la cultura cinematográfica desde la épica de John Ford, el barbarismo de Sam Peckinpah o las leyendas de Sergio Leone que marcaron la evolución del cine americano. Todo reunido en una comedia dramática ambientada en el mismo corazón del spaghetti wéstern: Almería. Pero el bilbaíno, en su amor hacia el cine, va más allá recordando a los especialistas, esos olvidados del cine que arriesgan su vida para que nosotros podamos soñar despiertos con Clint Eastwood haciendo volar un puente o siendo el más rápido de Sad Hill, ya que un grupo de especialistas protagoniza esta carta de tinta diluida en nostalgia que hace un director con los ojos de un niño que quería ser El Bueno.

Sellado con su emblema cómico, de la Iglesia nos enseña la muerte del wéstern basándose en la cultura nacional y usando como motor un drama familiar, mera excusa para trasladar la acción a los áridos terrenos españoles que enamoraron a tantos directores por su amenazadora naturalidad. En Almería, el poblado de Texas Hollywood se erige como un sepulcro para sus personajes y para el género que homenajean, un desdeñado y devastado paisaje que ya nadie parece recordar. En él vive Julián (Sancho Gracia), un alcohólico y viejo especialista que se gana la vida haciendo pequeños espectáculos para los guiris acompañado de una camarilla de nostálgicos trabajadores. Pero la curiosidad y fascinación que despierta el wéstern en el pequeño Carlos (Luis Castro), su nieto, gracias a una foto de su padre caracterizado, sacude la cansada vida de Julián dando pie a las 800 razones que nos dan Álex de la Iglesia y Sancho Gracia para amar el wéstern.

La impecable reformulación de las composiciones de Ennio Morricone, Dimitri Tiomkin o Luis Bacalov que hace Roque Baños a la batuta dotan a la película de una bellísima inmersión en la fatigada ambientación que recrea de la Iglesia secuencia a secuencia, gracias a la cual consigue coordinar con mucha pericia el desarrollo de sus personajes en el plano ficticio, en el falso, en el del cartón-piedra de Texas Hollywood que cimienta la vida de Julián, con el drama familiar que subyace en él. Y no es otro que Sancho Gracia el que sabe llevar las riendas de esta diligencia tirada por dos moribundos corceles. Su apática constante expresión y la fingida carisma que es capaz de transmitir hacen de su personaje la encarnación misma del declive que quiere hacer llegar de la Iglesia, en una quejicosa opinión, sobre lo que fue y sobre lo que es, actualmente, el wéstern, transformando el famoso personaje de Pepe Isbert en Bienvenido, Míster Marshall (Luis García Berlanga, 1953) en una versión más cruel y patética.

Es una pena, pero todo está cedido para Sancho Gracia. La ingente cantidad de secundarios son objetivamente inmanejables dentro de ambas líneas, por lo que ilustrísimos actores como Eusebio Poncela, Carmen Maura o Terele Pávez son reducidos a simples elementos activos dentro del drama familiar, con las apariciones justas para arrojar nuevos nudos. Pero todos conviven en ese gran desenlace, tomado directamente de Asalto a la comisaría del distrito 13 (John Carpenter, 1976), en el que el plomo vuela ofreciéndonos un auténtico espectáculo que no cesa en sus referencias al wéstern clásico, y del que de la Iglesia sabe sacar el máximo partido con un despliegue de medios tremendo en pos de la épica de la batalla.

Fresca y original en el panorama español de principios de siglo, 800 balas es una apuesta segura para todos los amantes del género que honra, y que destila pasión por el cine en cada escena. Tanto por la extraordinaria interpretación de Sancho Gracia como por el hilarante guion de de la Iglesia y su fiel compañero Jorge Guerricaechevarría, el cual contiene un humor muy nacional que no descuida finas lecturas políticas, debería dársela una oportunidad si te gusta el director. O si te gusta el wéstern. O si te gusta el cine.
Tiggy
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