Cine de género proveniente de Irlanda que lo fía todo a la puesta en escena y la iluminación, pero que a la hora de asustar, poca cosa. Un matrimonio con bebé se muda a una casa aislada en mitad de un bosque (¿les suena?) que está amenazado por la privatización. Una especie de hongo parásito hace acto de aparición para dar sentido a leyendas locales.

Ni es una idea novedosa, ni siquiera la de introducir elementos del folklore irlandés (años después repetiríamos en la igualmente inane "The Hole In The Ground") le da valor añadido. Los minutos transcurren sin que el presumido crescendo nos haga hervir la sangre ni un poquito. A ello ayuda una banda sonora ausente en los momentos clave, que si bien se agradece por evitar los manidos picos de volumen, también hace que dichas escenas se vean con cierta indiferencia. El modo en que nacen las criaturas, además, me recordó a la producción de 2008 "Splinter", a la cual no supera, y hay tramos en los que parece un home invasion, otros más una películas de posesiones y otros una monster movie. Demasiado disperso todo.

La pareja protagonista no es tampoco un dechado de carisma y cumple a secas. El verdadero héroe es el bebé, que se pasa todo el metraje sin comer ni un mísero biberón entre idas, huídas y venidas. Y sin apenas llorar. Otro super héroe sin capa. El mensaje ecologista no termina de cuajar, ya que solo se percibe de pasada y en el epílogo, con los títulos de crédito en pantalla. Simplemente pasable, pero rápidamente olvidable.