Producción checa rodada en inglés, por aquello de la proyección internacional, que carece de todo aquello que debe tener un producto que trata de conquistar el mercado extranjero. Jan Zizka fue un personaje histórico importante en el reino de Bohemia durante el siglo XV, y nos narran sus idas y venidas contra el rey Segismundo.

La verdad es que uno se emociona más leyendo las aventura de este personaje en la Wikipedia que viendo esta película, porque hacía tiempo que no veía algo tan rematadamente plano. La falta de empaque cinematográfico es absolutamente alarmante, y no parece que se haya aplicado ninguna técnica de rodaje. Las secuencias en escenarios naturales parecen rodadas para un vídeo de viajes o turismo de Youtube. Es una cinta sobre el medievo en la que no encontramos nada de lo que ofrecen las buenas producciones del género: ni batallas salvajes, ni personajes carismáticos, ni escenas épicas ni escenarios poderosos. Parece un producto para ser emitido en TV en una franja de poca audiencia.

El reparto, sin estar plagado de estrellas, salvo Michael Caine que sale un ratito, cuenta con actores conocidos que auguraban algo más de enjundia, pero se limitan a soltar sus diálogos como cumpliendo con un contrato. Ben Foster, en el papel de Zizka, se pasea por la pantalla con una cara de aburrido que deja boquiabierto. No le bajo más la nota porque el diseño de vestuario y la caracterización general cumplen, pero todo parece formar parte más de un cosplay caro que de una gran producción. Es que a veces parece una de esas recreaciones de periodos históricos que se hacen en algunos lugares, pero con más dinero para los disfraces. Ni se les ocurra perder el tiempo.