Con un estilo despojado de adornos, sobrio y austero incluso en exceso. En un paraje solitario de los Alpes Suizos. Una familia vive aislada en un entorno rústico y salvaje. Llevan una laboriosa vida, placida, con sus pequeños roces cotidianos y múltiples quehaceres. Son plenamente autosuficientes.
Un hijo y una hija ya adolescentes. Ella un par de años mayor. Conviven aislados de cualquier contacto con la civilización. El chico es sordo mudo y con un leve retraso. Ella, quería haber sido maestra. Enseña a escribir a su hermano. Ambos tienen una sana relación aunque la falta de contacto humano e intercambio social, sea un lastre en esta pacífica existencia. Con escasos alicientes y muchas rutinas.
El padre, un tanto estricto. La madre religiosa. En un ambiente tan cerrado que se puede volver opresivo. Paradójicamente, se encuentran enclavados en un entorno, Natural precioso, al aire libre y puro más absoluto. La falta de comunicación con otros seres que no sean ellos mismos será el detonante.
Rodada en escenarios naturales con una fotografía que recuerda bastante a la de " Los santos inocentes ". Aunque menos brillante en conjunto. Muy bien iluminados los interiores de la casa. Los momentos nocturnos con las cenas y pequeñas intimidades. El ritmo es pausado. Se toma su tiempo para mostrarnos cualquier situación. El tono, así como la puesta en escena son deliberadamente ascéticos. A la par, con el modo de vida que llevan. Alejados del rastro de la llamada civilización.
Los 10 minutos finales, sin diálogos. De gran belleza formal.
Otra cosa que me gusta. Es que el director, muestra, no toma partido, ni juzga. Cada uno saque sus conclusiones. La música sombría, nos acompaña. Muy interesante el trato que da a los hermanos.
El protagonista, que marca todo el ritmo y acción de la película es el chico sordo mudo. Todo gira en torno suyo.
En conjunto, interesante planteamiento. Resuelto con inteligencia y buen gusto. Así como gran acabado final.
Muy aconsejable.