Soberbia peli setentera, con todo el aroma a ultraviolencia de la revolución antihippy que se cocinaba en la sociedad de los states, como respuesta al pacifismo abonado por los medios que les condujo al fracaso de Vietnam (donde no deberían haber estado, dicho de paso).
Al grano; técnicamente impecable, con una fotografía por encima del producto habitual de la época, dirección de pulso y ritmo absorbente, guión justito pero super aprovechado y soberbiamente desarrollado, y el elenco va de soberbios protas a impecable reparto.
En fin, a recuperar ejemplo de cine setentero que abre las puestas a la revolución de códigos de violencia que serían la pauta pocos años más tarde.