Ash, resulta enviado al pasado junto con el libro de los muertos. Tendrá que luchar en esta tierra que ahora, gracias al maldito libro, está llena de criaturas terroríficas como las que les cercaron a él y su novia en la cabaña.
Tercera entrega de la saga Evil Dead, donde se retoman los hechos allí donde los dejó la segunda. La transformación de esta franquicia, desde una primera cinta llena del más salvaje gore y terror de carácter opresivo que puedas encontrar, hasta una gran aventura con enormes dosis de humor negro, aderezado con terror es ya completa. Se rebajan las escenas potencialmente perturbadoras y se ofrece una visión más ligera, más blanda de las demoníacas entidades que genera el libro de los muertos. Está pensada para llegar a más gente.
El guión es simple en su concepción. Con Bruce Campbell interpretando a Ash, como el cobarde y a la vez héroe de este relato. Que sufrirá como siempre una incontable cantidad de palizas para completar su periplo por esta edad media. Los sucesos son tan alocados y ocurrentes como puedas imaginar. Es importante entender que en ningún momento trata de ser una película seria, sino una sucesión de chistes divertidos y tópicos de las películas de terror y aventura. Ese abandono en el tema principal de la saga, que había sido el terror, no se entiende como una traición a sus raíces, porque contribuye de manera efectiva a evitar la sensación de estar viendo siempre la misma historia, pero con más adornos. Aunque la verdad es que esa transformación ya estaba presente a menor nivel en la segunda.
Gran parte del éxito de esta cinta lo tiene su director, Sam Raimi. Le da ese toque personal que nunca deja indiferente a nadie. Y que es casi marca de la casa para toda la franquicia. Como esos planos como si fuéramos una de estos seres persiguiendo a alguien. Los abundantes torrentes de sangre cuando muere una víctima. O la cámara siguiendo en primer plano la trayectoria de un proyectil y viendo como impacta. Su repertorio es grande, pero nunca deja de innovar. Los efectos especiales siguen teniendo su importancia para contar la historia, no para maravillarnos. A destacar la animación con la técnica stop-motion, como una película antigua de aventuras. El ritmo es muy acelerado, no dejando ni un momento de respiro para que nos aburramos.
Esta vez Bruce Campbell podemos decir que lo borda. Consigue una integración con el personaje excelente. Siendo la estrella indiscutible en todo momento. Se nota mucho su evolución a mejor desde los inicios de la saga. Lástima que el resto de actores no consigan ofrecer más que una interpretación monótona y no muestren ningún esfuerzo en encajar en la trama.
Una película con la suficiente entidad como para existir sin respaldarse en éxitos anteriores, merece un reconocimiento. Esto también quiere decir que no ver las precursoras de esta cinta no es razón para perderse esta maravilla.