Debo confesar que empecé a mirar su primera emisión (temporadas 1 y 2 en Netflix), con muchos reparos y prejuicios, pues en general considero como muy marginales y faltos de calidad los productos audiovisuales (cine y/o series) ibero-americanos.
Sin embargo en esa primera entrega tuve que rendirme ante la evidencia. La serie me resultó absolutamente atrapante, de esas para ver en maratón, porque me costaba sobremanera dejar de mirar el próximo capítulo. La historia es un atraco de gran envergadura, como tantos en el cine, resuelto con maestría y precisión, con algunos giros sorprendentes. A lo largo de su desarrollo logró captar mi atención de una manera adictiva, generando un clima de suspenso, incertidumbre y tensión de alto vuelo; al nivel que solo logran alcanzar la industria del cine por excelencia (Hollywood), y frecuentemente los británicos. Esa primera entrega tenia detalles muy cuidados en el plan general del robo, muy meticulosos, realizables y creíbles, lo cual le agrega una carga extra de emoción. Cuando le falta credibilidad a lo que ocurre en pantalla, se pierde una fracción importante del acuerdo tácito creador – espectador, que posibilita disfrutar de la experiencia cinematográfica. Además nos entregaba algunos personajes entrañables, como el cerebral profesor, Arturito, la inspectora Murillo, y por sobre todos el histriónico Berlín, una joya brillante dentro de una obra magistral.
En esta tercera temporada se repite la historia, con un nuevo golpe. Esta vez al Banco de España, al cual ingresan mediante una distracción. Hay toma de rehenes nuevamente, una ingeniosa forma de “cargar” con el botín (oro en este caso), etc, etc. Casi los mismos personajes, algunos que ahora están en el otro bando, y algunos pocos nuevos.
En este punto hay que remarcar que De La Serna, es un gran error para mi gusto. Un personaje que aporta toda la soberbia y mal gusto de un porteño (argentino), sin esforzarse, pues solo se limita a hacer de él mismo (y que nos avergüenza a quienes vivimos en el mismo país).
Considero que no es comparable con la primera emisión, todo es más desprolijo, mas difícil de “creer y aceptar”, el profesor no parece tener el control, todo esta librado a la suerte y las casualidades, los personajes son menos creibles (la Corberó vuelve a ser de lo más descartable del elenco original). No obstante ello tiene una muy buena producción, buen ritmo narrativo y entretiene. Vale la pena ver esta nueva temporada, aunque seguramente no quedara en tu álbum de series de todos los tiempos.