Es ésta una película que, por increíble que me parezca, ha aparecido entre las mejores del año, de hecho como la mejor del año, en varios medios del ramo. Bien, más que suficiente argumento para verla, reforzado por el hecho de que ¡ganó la Palma de Oro en Cannes! Provocación, transgresión, absurdo, incredulidad, inverosimilitud, son palabras que me vienen a la cabeza. No puedo concebir que haya recibido una admiración tan mayoritaria este producto delirante que me recuerda, en sentido peyorativo, a aquel Holy Motors de Leos Carax que tan buena acogida tuvo y que a mí me pareció una bazofia infumable, fruto de una imaginación febril. Yo vi en su momento de esta directora la película Raw que tenía su gracia, dentro de lo que se podía considerar simplemente curioso, en ningún caso destacable o sublime. De estilo le viene, por tanto, a la Ducournau, no hay que negarlo. Probablemente su vocación es el cine gore y aún no lo ha descubierto y mientras nos hace padecer un cine de autor pseudointelectual de trazo grueso y voz elevada, nada es pacífico o sugerente en su exposición. ¿Qué ven los que admiran esta obra? Buscar interpretaciones más allá de la evidencia me parece un esfuerzo estéril, ellos sabrán lo que hacen.