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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Ciencia ficción. Drama Matt Trent (Jon Hamm) y Joe Potter (Rafe Spall) están pasando unos días en un lugar remoto en medio de un paraje asolado por la nieve. El día de Navidad, Matt prepara la tradicional comida navideña, mientras que la canción "I Wish It Could Be Christmas Everyday" suena por la radio. Entonces, un extraño impulso empuja a Matt a explicar a Joe la razón por la que descubrió el lugar remoto en el que se encuentran ahora, un tema que nunca ... [+]
16 de diciembre de 2023
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Antes de su «netflixicación»—más episodios, más espectáculo, menos subtexto—, «Black Mirror» nos dejaba el culo torcido por Navidad con un especial de 70 minutos, compendio y corolario de las virtudes —y algún defecto, poquísimos— de sus dos primeras temporadas, las más genuinamente Charlie Brooker.
Si en su momento ya me pareció una pieza muy reseñable, revisitada al cabo de casi diez años y habida cuenta de la evolución de nuestras hípertecnificadas —y, paradójicamente (o no), embrutecidas— sociedades en general y la de la propia serie en particular, «Blanca Navidad» se antoja hoy especialmente turbadora.
La IA ha evolucionado a pasos agigantados desde 2014 y la «cancelación» se ha vuelto el pan nuestro de cada día. ¿Cuánto falta pues para que podamos descargarnos una copia de nuestro cerebro en una «cookie» externa? ¿Y para que el bloqueo de contactos en RRSS sea implementable en el mundo real? Mucho me temo que menos de lo deseable.
«Blanca Navidad» hace gala de una puesta en escena sencilla pero de inapelable eficiencia y una historia lo bastante enrevesada como para interpelar a un espectador con dos dedos de frente sin desistir del tirón comercial que, con su paso a Netflix, «Black Mirror» explotará «ad nauseam».
Asimismo, Brooker —y Carl Tibbetts, director recurrente de varias entregas de la franquicia— se rodea de un reparto plagado de caras conocidas —Rafe Spall, Natalia Tena, Oona Chaplin— que encabeza un Jon Hamm en la cima de su carrera en tanto en cuanto carismático protagonista de «Mad Men» (ídem, 2007-2015).
El resultado, insisto, es un insalubre ejercicio de mala baba, un divertimento cruel a cargo de un equipo en estado de (maldita la) gracia al tiempo que un aviso a navegantes acerca del futuro —y del presente— tan poco halagüeño que se nos está quedando. Ideal para las entrañables fechas que se avecinan, vaya.
Carorpar
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