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Aventuras. Acción. Fantástico
Un niño que pertenece a una tribu primitiva graba en su memoria los rostros de los guerreros que han exterminado a su familia y a él lo han vendido a unos mercaderes de esclavos. Años después, el joven se ha convertido en un forzudo y valiente guerrero. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué sería Conan si viviera en el mundo actual?. Y no, no me refiero a Arnold Schwarzenegger en sí, sino al personaje de Robert E. Howard. ¿Político? ¿Policía? ¿Indignado del 15-M? ¿Matón carcelario? ¿Filósofo activista?. Quizá un poco de todo eso. En cualquier caso, hay algo seguro al respecto: Conan no se hubiera quedado de brazos cruzados ante la escabechina actual de nuestra sociedad. Con palabras o con su espada atlante, Conan siempre miraba el mundo y la gente que le rodeaba, y actuaba en consecuencia. Hasta el final.
Entre los muchos clichés que adornan ciertos personajes y mitos del mundo del cine, de las revistas pulp o de los cómics, está el de ver a Conan el cimmerio como una montaña de músculos que va decapitando hombres y destripando fieras. Prueba de ello es el tratamiento vergonzoso que se le da en la nueva versión chapucera, donde sus responsables (director, guionistas) merecerían una crucifixión en el desierto acompañada con picotazos de buitres. Por lo menos. Una lectura de los libros de Howard (y algunos cómics) nos ofrece una versión rica y con matices del mítico bárbaro de la Era Hiboria. Del mismo modo, una revisión de esta película, nos ofrece varios apuntes y aspectos que van más allá de los meros espadazos o las caras que pone el Suache.
Es una desgracia para el cine que gente como John Milius se semi-retire, o que no pueda rodar todo lo que podría rodar. El director de "Dillinger" o la maravillosa "El viento y el león", y guionista de "Apocalypse Now", compañero de armas de Coppola, Spielberg, Lucas y Scorsese, es una figura algo infravalorada, un artesano de los que a mí me gustan, de los que cogen cualquier historia, hace un buen guión y rueda una película notable. En este caso, y aunque creo que conocía la obra de Howard fue el por aquel entonces guionista Oliver Stone el verdadero fanático, el alma del proyecto. Y con esos mimbres, a nuestras muy castizas tierras españoles se vinieron a rodar.
Entre los muchos clichés que adornan ciertos personajes y mitos del mundo del cine, de las revistas pulp o de los cómics, está el de ver a Conan el cimmerio como una montaña de músculos que va decapitando hombres y destripando fieras. Prueba de ello es el tratamiento vergonzoso que se le da en la nueva versión chapucera, donde sus responsables (director, guionistas) merecerían una crucifixión en el desierto acompañada con picotazos de buitres. Por lo menos. Una lectura de los libros de Howard (y algunos cómics) nos ofrece una versión rica y con matices del mítico bárbaro de la Era Hiboria. Del mismo modo, una revisión de esta película, nos ofrece varios apuntes y aspectos que van más allá de los meros espadazos o las caras que pone el Suache.
Es una desgracia para el cine que gente como John Milius se semi-retire, o que no pueda rodar todo lo que podría rodar. El director de "Dillinger" o la maravillosa "El viento y el león", y guionista de "Apocalypse Now", compañero de armas de Coppola, Spielberg, Lucas y Scorsese, es una figura algo infravalorada, un artesano de los que a mí me gustan, de los que cogen cualquier historia, hace un buen guión y rueda una película notable. En este caso, y aunque creo que conocía la obra de Howard fue el por aquel entonces guionista Oliver Stone el verdadero fanático, el alma del proyecto. Y con esos mimbres, a nuestras muy castizas tierras españoles se vinieron a rodar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El resto ya es de sobra conocido. Como siempre que pasa, "Conan el bárbaro", éxito de público en su día, se ha ido revalorizando con el paso del tiempo. La fidelidad de nombres, personajes, ambientes y demás con respecto al universo howardiano se la dejo a los expertos, pero hay algo único en esta película: su inmortalidad. Esta película jamás envejecerá por muchos motivos, pero el primero de ellos es el propio Conan (con un Schwarzenegger muy metido en su papel, y va sin segundas). Muchos personajes a lo largo de la historia del cine y la literatura han reflejado bien el sentimiento de libertad, de su pérdida o de su anhelo. Conan es uno de ellos, con la diferencia de que defiende su libertad contra todo lo que la amenace: hechiceros, brujas, guerreros, incluso dioses ("te lo suplico Crom, pero si no lo haces, ¡vete al infierno!"). Nada coarta la libertad que disfruta tras una juventud y niñez de esclavitud y fiereza. Es el hombre en su más pura esencia idealizada, en su estadio más alto (porque ¿quién no ha soñado o fantaseado en estos días el coger una espada y un caballo y arremeter contra todo?).
Al mismo tiempo, esa libertad que disfruta es tanto física como moral. Nada le coarta, tampoco, para pensar lo que no quiere pensar. De ahí las preguntas que me hacía al principio. Conan ve el mundo que le rodea y lo único que hace es actuar de acuerdo a esa libertad. Si algo le parece injusto, hace todo lo posible para cambiarlo. Contra todo lo que se le ponga por delante y sin preguntar. Algunos llamarán a esto "barbarie" o incluso, "fascismo". El debate puede estar servido, pero creo que siendo un bárbaro fascista Conan nunca habría tenido la oportunidad de llegar a ser rey, como lo fue en muchos relatos.
La película de Milius no es que sea un tratado sobre el espíritu libre encerrado en el cuerpo musculoso de un cimmerio, pero hay suficientes apuntes y líneas de diálogo como para dejarlo claro, y dejar claro que no es simplemente una película más de espada y brujería, de las muchas que hubo en los 80. Es una película más profunda de lo que parece. Y además, rabiosamente entretenida, ejemplarmente filmada, bien interpretada, con escenas ya míticas del género (me quedo con el descubrimiento de la espada atlante en presencia del esqueleto de un rey antiguo). Y con una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine, una partitura del recordado (y en vista de la calidad de la música de cine de hoy, anhelado) Basil Poledouris que se encuentra entre las 15 o 20 mejores músicas cinematográficas de la historia.
Dedicado a Kormac Mac Roich
Al mismo tiempo, esa libertad que disfruta es tanto física como moral. Nada le coarta, tampoco, para pensar lo que no quiere pensar. De ahí las preguntas que me hacía al principio. Conan ve el mundo que le rodea y lo único que hace es actuar de acuerdo a esa libertad. Si algo le parece injusto, hace todo lo posible para cambiarlo. Contra todo lo que se le ponga por delante y sin preguntar. Algunos llamarán a esto "barbarie" o incluso, "fascismo". El debate puede estar servido, pero creo que siendo un bárbaro fascista Conan nunca habría tenido la oportunidad de llegar a ser rey, como lo fue en muchos relatos.
La película de Milius no es que sea un tratado sobre el espíritu libre encerrado en el cuerpo musculoso de un cimmerio, pero hay suficientes apuntes y líneas de diálogo como para dejarlo claro, y dejar claro que no es simplemente una película más de espada y brujería, de las muchas que hubo en los 80. Es una película más profunda de lo que parece. Y además, rabiosamente entretenida, ejemplarmente filmada, bien interpretada, con escenas ya míticas del género (me quedo con el descubrimiento de la espada atlante en presencia del esqueleto de un rey antiguo). Y con una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine, una partitura del recordado (y en vista de la calidad de la música de cine de hoy, anhelado) Basil Poledouris que se encuentra entre las 15 o 20 mejores músicas cinematográficas de la historia.
Dedicado a Kormac Mac Roich