Intrigante y tensa desde el primer minuto. Esas son dos características que describen a la perfección la película dirigida por John Erick Dowdle; una película donde apenas importan los personajes, donde lo que importa no es quién actúe o qué personajes participen, sino las acciones que llevan a cabo y lo que ocurre entre ellos.

El argumento es simple y escaso, muy básico y sin complicaciones de por medio (casi sabemos el final desde el primer discurso de la voz en off), pero, a pesar de ello, el film no se hace aburrido ni mucho menos. Una buena dirección y una buena interpretación del reparto hacen que la tensión no decaiga en los 80 minutos escasos del film; consiguen transmitirnos esa situación tan desagradable de estar encerrado en un espacio tan pequeño con un supuesto asesino entre ellos.

Es posible que no llegue a ser una película de terror propiamente dicha, pero como thriller terrorífico no defrauda (el simple hecho de que no aburra una película donde, en su mayor parte, sus protagonistas están encerrados en un ascensor es un aspecto destacable), ayudándose además de una banda sonora de las más terroríficas e inquietantes del cine actual.

Mucha tensión y mucho asesinato para un thriller que consigue entretener y mantener la plena atención del espectador durante toda (o casi toda) su duración. Recomendable para pasar el rato y para aquéllos que quieran acelerar su corazón unas cuantas revoluciones.