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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
8
Drama Hirayama parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de retretes en Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música y los libros. Le encantan los árboles y les hace fotos. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado. (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2024
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras unos años sin tener prácticamente noticias suyas, ese viajero impenitente del séptimo arte llamado Wim Wenders regresa al cine de ficción rodando en Tokio y bajo bandera japonesa “Perfect days”, título que remite de manera directa a uno de los temas más conocidos del repertorio de su venerado Lou Reed. Dice mucho de este último trabajo del autor de “Alicia en las ciudades” o "Paris Texas" el hecho de que la Academia de Cine del país del Sol Naciente lo haya elegido para representarles en la categoría internacional de los Oscars 2023. Significa que si se lo propone, Wenders puede llegar a ser tan japonés como cualquiera, más incluso que Hamaguchi o Kore-Eda, dos grandes cuyas películas también eran seleccionables este año por los académicos nipones. Fuera bromas, a estas alturas tampoco debería sorprendernos tanto esa capacidad de mimetizarse en lo que sea viniendo como viene de un viejo zorro y de un culo de mal asiento como es Wenders, cuya cámara no ha parado quieta en el medio siglo que abarca ya la – irregular- carrera de un cineasta que nos ha hecho viajar de aquí a allá por los cinco continentes, mostrándonos en todo ese tiempo la realidad de un mundo en continua transformación. De París a Texas, de Lisboa a Aranjuez, pasando por supuestísimo por Berlín y sus cielos, la obra cinematográfica de Wim Wenders es toda ella una eterna “road movie”.

Como tantas otras películas orientales, “Perfect days” invita a reflexionar sobre el valor de las cosas sencillas y pequeñas. La novedad, esta vez, radica en la mirada occidental de Wenders, desprovista de los tics y vicios habituales de las miradas occidentales que suelen meterse en este tipo de fregados. “ Perfect days” no sólo es una colección de postales más o menos vistosas, no sólo contiene un conjunto de momentos zen más o menos intensos, que también; si va más allá es sencillamente porque su director se empeña en hacernos sentir ciudadanos tokiotas antes que simples turistas. El objetivo es acompañar en su rutinario día a día a Hiroyima, su omnipresente protagonista, y extraer las pequeñas enseñanzas que nos pueda aportar esa vida en apariencia insignificante y la de quienes giran alrededor de ella. Hiroyima dignifica su, para muchos, nimio trabajo a base de rigor y disciplina, recibe cada nuevo amanecer con una sonrisa en los labios y la emoción en los ojos porque sabe que los días perfectos no existen y que la felicidad se toma a pequeños sorbos. Una filosofía que, ya que estamos, quizá tiene más que ver con Lou Reed que con el sintoísmo. A fin de cuentas, los referentes de Hiroyima son también todos occidentales. Lee a Faulkner o a Patricia Highsmith, escucha al mentado Reed, a Patti Smith, en fin, los sospechosos habituales de Wim.

Hay un precedente en la relación entre Wim Wenders y el cine japonés que está en los documentales que ha producido y dirigido en torno a la vida y la obra de Yasuhiro Ozu, una de las grandes influencias de siempre del realizador alemán según él mismo ha confesado en alguna ocasión. Al igual que en “Cuentos de Tokio” o en otros títulos del maestro japonés, en “Perfect days” se observa esa misma pulsión entre lo nuevo y lo viejo, lo digital y lo analógico en este caso. Y Wenders, como cronista de ese mundo cambiante antes citado, quiere dejar constancia de esa realidad. Sólo nos queda confiar que en ese nuevo mundo que nos aguarda a la vuelta de la esquina, Lou Reed o Patti Smith sigan sonando igual de bien en cassete que en Spotify.
Juan Solo
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