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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
6
Drama Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con a su hijo de ocho años en un piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el top manta objetos encontrados. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Techo y comida” es una película simple, austera, pero a la vez sutil, rica en matices, y desde luego muy, muy difícil de hacer. Uno ya se ha acostumbrado a recibir propuestas de este tipo con cierto escepticismo, sabedor de que las historias que suelen contar se prestan a la demagogia más fácil. No es la primera vez que el cine español es acusado de tendencioso en este sentido. No hay demagogia ni maniqueísmo que valgan en un relato que se presenta cercano al documental, que contextualiza la crisis en un lugar y en un momento determinado y que en ningún momento pretende pontificar sobre nada. Las conclusiones son tan evidentes que ni siquiera es necesario el subrayado. Quizá sea un relato al que le falte contundencia y precisión en algunos momentos, pero, en general, se puede decir que su debutante director sale muy bien del paso en su difícil reto de eludir demagogias y esquivar situaciones maniqueas.

De inspiración claramente dardenniana, la cámara y la película se pegan de forma literal a su protagonista, Natalia de Molina, conscientes de que ella es su principal activo. Su actuación es tan potente que casi resulta obvio destacarla del conjunto. Ella representa el drama cotidiano que viven quienes padecen esta mal llamada crisis que en realidad no es sino una gran estafa (no, eso NO es demagogia). En el fondo, las víctimas somos todos y el mensaje de la película no excluye a nadie; nos cuenta que esta crisis es capaz de sacar lo mejor y lo peor de nosotros mismos, nuestro lado más humano y altruista conviviendo con una insolidaridad invisible y cruel.

La macroeconomía frente a la microeconomía, España frente a los españoles. Al final, por suerte, siempre nos quedará "El larguero". Cómo nos engañan y cómo nos gusta.
Juan Solo
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