No es muy común ver que en una sala de cine la gente se quede hasta que se termine el último crédito de la película, eso pasó cuando fui a ver el abrazo de la serpiente. Es una película cargada de magia y a pesar de su lentitud en la narración está llena de aventuras y cosas por descubrir, cada minuto que avanza nos deja con la inquietud de que vendrá.
El conocimiento es algo que nos pertenece a todos y es algo que no hemos valorado de las culturas indígenas que han existido y de las que existen aún, este es un gran homenaje a ellas y un reconocimiento a su aporte no solo a latinoamérica sino al mundo.
Ciro Guerra nos enseña ese holocausto del que poco se sabe, grabándolo en nuestra memoria con tinta indeleble al igual que a los caucheros (hombres de guerra) a los cuales no les dedica ni una sola imagen en su película pero logra que sepamos y no olvidemos nunca quienes fueron.
Por último, la selva, ese lugar fantástico que nos muestra su inmensidad aún en blanco y negro.