Quiero iniciar mencionando lo impactante y sorprendente que ha sido el trabajo del director Alejandro González Iñárritu en esta segunda película de la trilogía de la muerte, en donde, maneja el mismo concepto de entrelazar historias de personas diferentes a través de una gran tragedia y del dolor humano. Desde mi punto de vista, 21 gramos es una pieza cinematográfica bastante conmovedora y nostálgica, que me permitió establecer una conexión emocional, es una película para sentir, pensar y reflexionar sobre el valor de la vida humana.

A pesar de ser una película que se desarrolla en una cronología alterada, donde las historias no avanzan de forma lineal, es posible unir las piezas necesarias para entender su trama claramente. Al igual que Amores Perros, contiene cierta crueldad y nostalgia en cada una de las historias, reflejando el dolor humano y las constantes lecciones de vida que directa o indirectamente nos invita a cuestionar sobre el sentido de la venganza, de la redención, lo que es justo y lo que no, de las posibilidades de un nuevo comienzo y del perdón.

Personalmente este tipo de cine logra cautivarme completamente, me brinda una valiosa experiencia más allá del entretenimiento, la reflexión; ya que nos muestra las diferentes formas de ver la vida y de lo que pasa en ella; por ejemplo, una madre llora la perdida de su familia, pero ocurre un milagro y salva a otra persona, es decir, un personaje muere para darle vida al otro, pero ¿a qué precio? ¿Qué posición tomar frente a este caso?, son interrogantes que surgen cuando supone estar en los zapatos del personaje, creo que he logrado conectar de esta forma por la viveza y la intensidad como se trasmiten las emociones.