Simplemente excepcional, una palabra que describe el maravilloso trabajo realizado por el director Milos Forman y por supuesto de su equipo de producción. Es una pieza cinematográfica impecable, en donde la rebeldía es el principal motor para que la historia avance, allí se refleja de una forma sutil el control mental, una búsqueda constante de poder escapar y la necesidad de romper las normas para conseguir la anhelada libertad.

La producción cinematográfica considero que es bastante acertada, aspectos tal vez “simples” como el color, logran evocar y transmitir el ambiente que se vive en un hospital psiquiátrico, además de la excelente interpretación de cada personaje, con un reparto que indudablemente logra apoderarse de la esencia de la película.

Es impresionante como en esta película la historia oscila entre la razón y la locura, un aspecto que desde mi punto de vista se mimetiza y logra confundir al cineasta, obligándolo a preguntarse si en realidad los personajes presentan una enfermedad mental o simplemente es una falsa locura. Siento que de cierta forma nos invita a analizar el comportamiento de los mismos, logrando comprender su nivel de locura, ya sea pasiva, agresiva o racional, en donde la tortura y el terror que los controla, son las principales razones para querer escapar no solo de forma física, sino de una forma sentimental, es decir, poder huir de una vida llena de temores, y solo aquellos que logren enfrentar sus miedos serán los que al final resultaran victoriosos.