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España España · Barcelona
Voto de reporter:
5
Drama Película ambientada en varios escenarios internacionales: Estados Unidos, Tailandia y Filipinas. Leo es un hombre que ha alcanzado el éxito en la industria de los videojuegos. Y Ellen, su mujer, trabaja como médico. Ambos viven en Nueva York con su hija pequeña, que, debido a que sus padres están absortos en sus respectivos trabajos, pasa la mayor parte del tiempo con una nanny llamada Gloria, asunto que preocupa en gran medida a Ellen, ... [+]
2 de junio de 2010
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco le costó al sueco Lukas Moodysson darse a conocer en el mundo del cine (en los circuitos más minoritarios, eso sí). Con sus primeros largometrajes, entre los que encontramos títulos como ‘Fucking Amal’ o ‘Lilya forever’, se forjó la fama de director duro. Sus cintas para nada eran fáciles de digerir. Se trata de un realizador cuyos trabajos iniciales son fácilmente reconocibles debido a la dureza de sus historias, todas ellas una ocasión ideal para echar un ojo crítico sobre una sociedad podrida y cargada de prejuicios. Un enfoque cuyo epicentro acostumbraba a estar en la figura de personajes adolescentes confundidos y marcados por la fatalidad. Había nacido el Gus Van Sant nórdico.

No sólo era identificativa la temática sino también un estilo directo, que huía de cualquier tipo de filigrana visual o narrativa. No se podría hablar de feísmo ya que lo que hacía Moodysson era usar la cámara como un bisturí que dejara al descubierto una realidad ciertamente incómoda. Bordeaba pues el formato documental, con un punto de vista inquieto, a veces asfixiante, que venía a reforzar la sensación de malestar generalizado que quería transmitirnos el cineasta. La cruda realidad salía a la luz por sí sola, a través de la observación y no del filtro subjetivo de la interpretación. Nos gustara o no, y aunque a veces las situaciones descritas nos parecieran excesivamente tremendistas, ello no implicaba que sus historias desprendieran un fuertísimo aroma a autenticidad.

Algo que nos lleva de Van Sant a González Iñárritu. El cineasta mexicano tampoco tardó demasiado en ponerse a la crítica y al público en el bolsillo. Y con todo merecimiento, puesto que aquel desgarrador collage urbano titulado ‘Amores perros’ (excelente ópera prima, a día de hoy, y a falta de ver ‘Biutiful’, de lejos el mejor trabajo del director) se mostraba como una experiencia límite. Un infierno cercano que agitaba al espectador y removía su consciencia, merced básicamente a la antes citada autenticidad... lo que veíamos no era agradable, pero era creíble, por lo que era imposible apartar la mirada. Pero capitales más importantes llamaron a la puerta, e Iñárritu y su antes fiel compañero de batallas Guillermo Arriaga hicieron las maletas y probaron suerte en otras latitudes. Con mayor o menor suerte, pero siempre con cierta añoranza a la tierra que les vio creer (no en vano, el fragmento de ‘Babel’ que transcurría en México era el más estimable de aquel desalentador fresco sobre el estado actual del alma humana).

Esta morriña; este “síndrome Iñárritu” se manifiesta también en Lukas Moodysson y su ‘Mamut’ (filme curiosamente co-protagonizado por Gael García Bernal, uno de los actores fetiches del mexicano). Se trata de un drama coral que gira entorno a una familia estadounidense y sus interacciones con el mundo exterior, más allá de la burbuja perfecta que es su apartamento neoyorquino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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