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Voto de Toribio Tarifa:
9
Romance. Drama Micheline llega a París para preparar su matrimonio con Daniel Rousseau. Allí se enamora del mejor amigo de su futuro marido, el diseñador de moda Philippe Clarence, conquistador impenitente que la seduce y luego la deja, aunque después descubre que está profundamente enamorado de ella. Ella debe afrontar el dilema de casarse con su responsable prometido o huir con el diseñador. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí estamos ante una obra maestra absoluta. Becker, como tantos otros grandes directores, no nos oculta nada, no juega con nosotros a la hora de desarrollar una historia y de hallar un final para ella. Desde el primer momento vemos que Philippe Clarence, su protagonista, yace en el suelo del jardín tras haberse precipitado al vacío desde un cuarto o quinto piso. Junto a él yace también un maniquí femenino, casi humano, vestido de novia. A su entorno se arraciman algunas de las modistillas de la firma Clarence que el protagonista dirige y para la que crea sus modelos. Cada una de ellas emite su piadoso comentario.
Recuerdo que cuando la vi por primera vez, hará ya muchos años, en una emisión veraniega de la segunda cadena de TVE (cuando era UHF) no sabía prácticamente ni quién era Jacques Becker, pero la película me deslumbró, me dejó en estado de shock. Y recuerdo que la primera impresión que tuve hacía referencia a que jamás había visto una película en que algo filmado, algo falso, en la medida en que se ha preparado y confeccionado con una finalidad artística, me diera tal sensación de verdad, de que la realidad parecía brotar de la pantalla. Para mí la justificación de esta circunstancia proviene del hecho de que Jacques Becker – al contrario de tantos y tantos otros artistas de todos los medios – sabe de qué habla y lo sabe porque su madre tenía y dirigía una casa de alta costura, es decir, había mamado lo que explica en su película. Y esto es imprescindible si se aspira a que lo que uno crea tenga consistencia y tenga verdad.
La película está rodada en pleno proceso de liberación, tras el desembarco de Normandía, y tuvo que superar enormes dificultades en su rodaje. Impresiona el vacío de las calles parisinas, el escaso número de vehículos que circula por ellas, sobre todo si se compara con cualquier película rodada tan solo unos meses después. Llama también la atención que el desarrollo de una escena, una larga escena, casi fundamental en el desarrollo de la historia, tenga lugar durante una prolongada partida de ping-pong y, al contrario, por ejemplo de lo que sucede en “Match Point”, primera aparición, fulgurante aparición, de la Johansson, donde los jugadores parecen no haber empuñado una pala en su vida, aquí, en “Falbalas” el niño es un experto jugador, pero su hermana tampoco queda oscurecida por él. Una vez más, la importancia de la verdad: los jugadores saben jugar, no aparentan saber hacerlo. Y esto para Jacques Becker es importantísimo.
Y dejamos fuera de campo la historia de la relación entre el trío de protagonistas, Philippe Clarence, Micheline Lafaurie y Daniel Rousseau y la cohorte de novias, ex –novias y demás que rodean a Philippe. Que otro la trate.
Toribio Tarifa
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