Independence es una de esas pelis que exigen una mirada particular del espectador, sus propios tonos rozan lo jocoso y si bien el drama se deja ver en sucesivas oportunidades no por eso nos encontramos ante una entrega "seria". Emmerich nos ofrece un producto pochoclero que parte de una historia ya utilizada con condimentos, eso sí, bastante originales.

Acción, cine catástrofe y ciencia ficción se mezclan en esta obra que toma la idea de la invasión extraterrestre como punto de partida para un desfile de efectos especiales y personajes tópicos destinados a ser héroes. Los ET de turno se apegan a las formas clásicas, pulpos inteligentes y horrendos que hacen acordar mucho a la "Guerra de los mundos" de los años setenta. Pero existen elementos a tener en cuenta: el agregado paranoide del caso Roswell y una parodia directa a los secretos que el gobierno ocultó durante décadas. Parodia, esa es la palabra que se escurre todo el tiempo detrás de una historia que se toma entre hilos a sí misma, si bien es cierto que el mensaje redentor que parte made in USA sigue siendo demagógico por más parnafernalia o ironía haya en los tonos de la obra.
No pretende más que entretener, exhibir atributos técnicos que la hacen tan vacua como espectacular.

En conclusión: uno puede verla e incluso disfrutarla, en tanto y en cuanto sepa verla con mirada necia y pasatista, mirada que sale de la misma dirección de la peli.